El Ejecutivo de Rousseff podría haberse mantenido al margen de la elección del Congreso -incluso algunos señalan que debería haberlo hecho para no tener injerencia en otros poderes-, pero decidió lanzar una campaña con otro candidato, Arlindo Chinaglia, para enfrentar a Cunha. En la votación, el domingo a la noche, Cunha obtuvo 267 votos y Chinaglia, 136. De este modo, el candidato oficialista quedó más cerca del tercero -Júlio Delgado, del Partido Socialista Brasileño, que recibió 100 votos- que del primero.

El Ejecutivo se la jugó con todo en la campaña de Chinaglia y Rousseff envió a dos de sus ministros para negociar en el Congreso apoyos para su candidato. Esos dos integrantes del Ejecutivo -los ministros de Presidencia y de Relaciones Institucionales, Aloízio Mercadante y Pepe Vargas, respectivamente- eran ayer objeto de las burlas de quienes respaldaron a Cunha. La victoria fue celebrada con una pequeña fiesta a la que no asistió el presidente del PMDB, Michel Temer, que estaba en la fiesta de casamiento de la ministra de Agricultura, Kátia Abreu, junto a la presidenta.

En ese pequeño festejo, según una reseña del diario Folha de São Paulo, los que celebraban se rieron de Mercadante, a quien apodaron Freddie Mercury por su bigote, y de Vargas, a quien llamaron Pepe Legal, nombre con el que se conoce en Brasil al caballo Tiro Loco McGraw, un personaje de dibujitos animados que solía dispararse accidentalmente a sí mismo. “Pepe pensó que era el cocinero del Congreso, pero va a tener que servir cafecitos”, fue uno de los chistes que se escuchó en la noche del domingo. Tanto Vargas como Mercadante negociaron dentro de la base aliada al gobierno para conseguir apoyos para Chinaglia, o al menos para forzar una segunda vuelta en Diputados, pero no lo lograron.

“No haremos oposición, pero no seremos sumisos”, advirtió Cunha en su primer discurso como presidente de la Cámara de Diputados. “Quiero transmitir una palabra de tranquilidad y decir que no hay intención de represalias, pese a que fuimos testigos de un claro intento de interferencia del gobierno”, agregó, para luego señalar que el Congreso “supo reaccionar y reaccionó con su opción por un presidente independiente”.

Cunha fue uno de los pesos pesados que se opusieron a la propuesta de reforma política que hizo Rousseff durante las protestas de mediados de 2013. Además, se ha mostrado contrario a la regulación de los medios que impulsa el Partido de los Trabajadores y es uno de los que ha apoyado la posibilidad de crear una comisión parlamentaria investigadora para tratar las denuncias de corrupción contra el gobierno, entre ellas el caso Petrobras. El presidente de la Cámara de Diputado acumula varios poderes, pero el que puede resultar más dañino para el gobierno es el de elegir los proyectos que ingresan a la agenda parlamentaria, lo que le da la potestad de guardar iniciativas “en el cajón”.

El domingo anunció que entre sus tres prioridades figuran la aprobación de dos proyectos legislativos que el gobierno rechaza, así como la articulación de un nuevo proyecto de reforma política, dando así por descartado el que presentó el gobierno en 2013 y que nunca llegó a tratarse formalmente.

Con la victoria de Cunha, el sector más conservador del PMDB se pone al frente de una de las cámaras de un Congreso que es el más conservador desde el regreso a la democracia en 1985. Este escenario hace pensar que la victoria de Cunha seguramente sea la primera de varias derrotas que sufra el Ejecutivo de Rousseff en la Cámara de Diputados.