En Francia la ley prohíbe sobrevolar urbanizaciones y personas con un dron para prevenir lesiones o accidentes. También está prohibido sobrevolar lugares considerados “sensibles” o “estratégicos”, y para usar esos dispositivos, es necesario tener un permiso especial.

A fines del año pasado, los medios franceses informaron que varias centrales nucleares del país habían sido sobrevoladas por drones. Como estos sitios son estratégicos y sensibles, la empresa francesa de energía EDF, que está a cargo de las centrales, presentó denuncias por cada caso y están en curso 26 investigaciones judiciales. En su momento se sospechó de Greenpeace, que había usado drones en 2012, en dos operativos cuyo objetivo era poner a descubierto las fallas en la seguridad de las instalaciones nucleares, pero la organización ambientalista niega estar vinculada con los casos que surgieron a partir de octubre.

La preocupación aumentó cuando se supo que el 20 de enero, poco después de los atentados cometidos en París por islamistas, un aparato dirigido a distancia sobrevoló el palacio presidencial francés, el Elíseo. El nerviosismo creció más aún cuando, nueve días después, un dron fue visto en la base militar de l’Île Longue, una península en la que están anclados los submarinos nucleares de combate franceses.

Ayer se multiplicaron las hipótesis y las preguntas cuando se informó que cerca de la 1.00 de la madrugada de París se había detectado otra vez un dron cerca del palacio presidencial, y que otros cuatro objetos similares fueron vistos en el cielo de la embajada estadounidense en la capital francesa, de la torre Eiffel y de otros dos lugares emblemáticos: les Invalides, y la Concorde, la gigantesca plaza en la que desemboca la avenida de los Campos Elíseos y en la que está situado el Obelisco de París. La Policía pasó seis horas persiguiendo los aparatos para intentar dar con quienes los dirigían. Pero no tuvo éxito, y se maneja la posibilidad de que estuvieran programados.

De acuerdo con los medios locales y con Greenpeace, hay indicios de que, desde el episodio de los sobrevuelos de las centrales nucleares, Francia dispuso radares específicos cerca de esas instalaciones que permiten detectar tales aparatos, que no son captados por el sistema de radares que se usa habitualmente para controlar el espacio aéreo francés. Pero con este nuevo hecho se comenzó a hablar de la necesidad de modernizar todo el dispositivo.

El gobierno y las autoridades militares son muy cautelosos a la hora de dar explicaciones públicas, debido a motivos de seguridad. En todo caso, de momento se da por descartada la posibilidad de un ataque con esos aparatos, demasiado pequeños para cargar con explosivos. Sí podrían servir para tareas de inteligencia o de reconocimiento, pero París es una ciudad que se puede observar en detalle por Google Maps. Tampoco está descartado que se trate de actos aislados y de coincidencias casuales. En cualquier caso, se abrió una investigación para intentar resolver la incógnita y los responsables de la acción de esos aparatos enfrentarán hasta un año de cárcel y 75.000 euros de multa.