Desplazar del gobierno a Netanyahu, que busca un cuarto mandato en las elecciones de mañana, resulta una tarea difícil para cualquier partido opositor. Al desafío de reunir la mayor cantidad de votos se suma el de lograr las alianzas suficientes para conseguir el apoyo de 61 diputados de los 120 que tiene la Knesset. Las encuestas muestran que ningún partido puede alcanzar ese número por sí mismo, y también que es Netanyahu el que tiene mayores posibilidades de conseguir socios de gobierno -centristas, nacionalistas, ortodoxos-.

Sin embargo, el líder del Partido Laborista, Isaac Herzog, ha asegurado en su campaña electoral que él va a desplazar del poder al primer ministro derechista y consiguió liderar las encuestas. “Trato de ganar y ganaré, seré el próximo primer ministro y no existe otra opción”, ha dicho.

El partido de Herzog gobernó Israel por décadas, pero de esto ya hace 14 años, y desde entonces quedó relegado a un tercer lugar en el Parlamento. Esta vez, formó un frente común, llamado Unión Sionista, con el partido centroderechista Hatnuá, de la ex canciller Tzipi Livni. Esta alianza prevé la rotación de Herzog y Livni en el cargo de primer ministro cada dos años.

Herzog ha ocupado cargos de ministro en distintos gobiernos, al igual que Livni, que participó incluso en el actual gobierno como ministra de Justicia y jefa negociadora con los palestinos hasta que la coalición se rompió en diciembre.

Los dos dirigentes se han mostrado dispuestos a dialogar con los palestinos, y cuando Herzog asumió la dirigencia del laborismo, en 2013, se reunió en Ramallah con el presidente palestino, Mahmud Abbas. En política interna, Unión Sionista impulsa una serie de medidas sociales que se distancian del liberalismo económico del actual gobierno, en momentos en que la población israelí enfrenta el aumento de precios de productos básicos y en particular de la vivienda.

La campaña de Netanyahu, en cambio, estuvo centrada en el tema de la seguridad, con un discurso acerca de las amenazas que representan para Israel Hamas, Hezbollah y sobre todo Irán. “El mayor patrocinador del terrorismo internacional podría estar a semanas de tener suficiente uranio enriquecido para un arsenal entero de armas nucleares, y esto con plena legitimidad internacional”, dijo Netanyahu ante el Congreso estadounidense el 3 de marzo, para advertir de un posible acuerdo sobre el programa nuclear iraní.

La decisión del primer ministro de comparecer ante el Congreso, a pesar de la opinión en contra del gobierno estadounidense, fue criticada por Herzog. Dijo que “ningún líder israelí tolerará un Irán nuclear”, pero que Netanyahu no detuvo el programa nuclear iraní con su discurso, y que en cambio abrió “una brecha” con Estados Unidos, el mejor y único “aliado estratégico” de Irael.

Según las encuestas, en un Parlamento muy dividido, Unión Sionista podría conseguir de 24 a 26 escaños, y Likud, de 21 a 23. Después comenzará el desafío de sumar aliados hasta alcanzar la mayoría parlamentaria.