La Unión Cívica Radical (UCR) es un partido con más de 120 años, que le dio a Argentina nueve presidentes y dos vicepresidentes. El radical Hortensio Quijano fue vicepresidente de Juan Domingo Perón entre 1946 y 1952, mientras que Julio Cobos acompañó a la actual mandataria, Cristina Fernández, durante su primer mandato presidencial (2007-2011). Cobos fue expulsado de su partido por acompañar a Fernández, con la que terminó enfrentado antes de volver a la UCR.

El principal interés de un acuerdo con la UCR no son sus votantes, sino su infraestructura nacional, ya que en su larga historia logró presencia en todo el país. El domingo de madrugada, la Convención Nacional de la UCR, reunida en la ciudad de Gualeguaychú, Entre Ríos, definió que su precandidato presidencial será el titular del partido, Ernesto Sanz, y aprobó la estrategia electoral que éste defiende: el acuerdo con el partido del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, Propuesta Republicana (Pro), de derecha, y con la controvertida diputada Elisa Carrió, de la Coalición Cívica-ARI.

Esto generó un quiebre con la línea de Cobos, favorable a una alianza con otro fuerte dirigente de la oposición, Sergio Massa, líder del Frente Renovador y ex jefe de gobierno kirchnerista.

El diputado de UCR Mario Barletta dijo a la radio argentina El Mundo que “de ninguna manera” apoyará una fórmula electoral con Macri y Sanz. Su colega Eduardo Santín agregó que con el acuerdo el radicalismo “sepultó gran parte de las banderas” de la UCR, que “dejó de ser una alternativa progresista y se terminó aliando a los sectores más conservadores”.

El jefe de gobierno, Aníbal Fernández, recordó que el ex presidente Fernando de la Rúa ganó las elecciones en el marco de otro acuerdo, entre la UCR y la alianza Frepaso. Dijo ayer a la prensa que “la historia vuelve a repetirse, con una nueva alianza con objetivo electoral que ya no tiene contenido político”. El jefe de gabinete consideró además que es “un experimento entre conservadores, neoliberales y con pocas luces, que van a poner 160 años de construcción en riesgo”, en referencia al tiempo que lleva en vigor la Constitución de 1853.

Desde el mismo Pro, de acuerdo con el diario La Nación, reconocieron ayer que las negociaciones serán delicadas, ya que los tres partidos aspiran a lograr programa y listas en común con vistas a las elecciones presidenciales de octubre.