La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, dijo ayer en una sesión extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA) que “la historia ha demostrado que la aplicación de decretos” como el que emitió el gobierno de Estados Unidos en el que declara a Venezuela como un peligro para ese país, “suelen preceder a intervenciones militares”.

“Hemos venido a esta organización a alertar”, dijo la canciller, que consideró a Estados Unidos una “amenaza real” para su país y agregó que es “muy preocupante” que “un puñado de congresistas” estadounidenses impulsen “una amenaza semejante contra Venezuela”.

El grupo de senadores que ha impulsado sanciones contra Venezuela se reunió el martes con el subsecretario adjunto para Sudamérica y Cuba, Alex Lee, y reclamó la aplicación de más sanciones. Lee respondió que la idea es “combinar” las sanciones ya impuestas con alianzas con países latinoamericanos que convenzan a Venezuela de que debe celebrar antes de fin de año unas elecciones legislativas “creíbles”, informó el diario español El País.

El representante interino de Estados Unidos ante la OEA, Michael Fitzpatrick, respondió a Rodríguez: “No estamos preparando una invasión militar. No buscamos desestabilizar o derrocar al gobierno venezolano con un golpe de Estado [...] las sanciones son legislación doméstica”. Reiteró que si el presidente Barack Obama recurrió a la declaración de “emergencia nacional” en Estados Unidos ante la “amenaza” que significa Venezuela, sólo lo hizo para poder aplicar sanciones a algunos jerarcas. Fitzpatrick aprovechó la oportunidad para denunciar “los arrestos de líderes opositores”, las “crecientes restricciones de la sociedad civil”, y la “falta de independencia judicial” en Venezuela.

Tras este intercambio, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, que en mayo será sustituido por el uruguayo Luis Almagro, advirtió que esta escalada de tensión entre ambos países puede tener “consecuencias impredecibles”. Dijo que confía en que, “sin grandes condenas, discursos u oratorias”, la OEA “se ponga en el lugar que le corresponde”, el de una organización “que debe buscar la concordia entre los países del continente”.