Durante una cadena de radio y televisión por el Día de la Mujer, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, aprovechó y destinó parte de su mensaje a explicar las medidas de ajuste fiscal impulsadas por su gobierno y resistidas por la oposición y parte del oficialismo.

El ajuste incluye varias medidas que tienen como objetivo aumentar la recaudación fiscal del Estado y disminuir el gasto social. Entre otras, figuran la reducción del alcance de algunos derechos laborales, como el derecho a la licencia por enfermedad. También se incluyen el retiro de exenciones fiscales que beneficiaban a las empresas a la hora de contratar nuevos trabajadores, así como otras que se aplican a las exportadoras.

Rousseff pidió a los brasileños “comprensión” y “paciencia” ante una mala situación económica que definió como “pasajera”. La presidenta afirmó: “Este proceso [de ajuste] va a durar el tiempo que sea necesario para reequilibrar nuestra economía”. Dijo que prevé resultados para el final del segundo semestre de este año, y que el ajuste propuesto es resultado de una nueva estrategia de Planalto, en el marco de la cual “la carga negativa” resultado de la mala situación económica dejará de pesar sólo en el gobierno y se repartirá “en todos los sectores de la sociedad”.

Mientras Rousseff hablaba en cadena nacional, en los barrios de mayor poder adquisitivo de San Pablo se escucharon caceroleos -una forma de manifestar rechazo que es novedosa en Brasil-, bocinazos e insultos. Todos estos actos de protesta fueron aplaudidos por la oposición, que valoró que toda la sociedad brasileña está “irritada” y “preocupada” por la situación del país, y fueron cuestionados por el Partido de los Trabajadores (PT), al que Rousseff pertenece. “El pronunciamiento de Dilma en cadena nacional fue la más poderosa de todas las convocatorias para la protesta del día 15”, dijo en su cuenta de Twitter el senador Aloysio Nunes, en alusión a la marcha opositora convocada para el domingo, bajo la consigna de impulsar un juicio político contra la presidenta.

En la página web del PT se publicó un comunicado en el que se asegura que estas demostraciones de rechazo provienen de “la burguesía y la clase media alta” y forman parte de una “orquestación con sesgo golpista”. Por su parte, Rousseff coordinó para hoy un encuentro con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que se realizará hoy. En tiempos de tensión política, Lula ha sido un articulador con los partidos aliados del gobierno -algunos de los cuales han generado conflictos en el Congreso- y ha utilizado su imagen para que la izquierda -dentro y fuera del PT- no se vuelque totalmente en contra del ajuste fiscal que propone el Ejecutivo.