Durante la noche del miércoles decenas de personas se manifestaron frente a la sede policial de Ferguson para celebrar la renuncia de su titular, Thomas Jackson, y reclamar más medidas después de que el Departamento de Estado concluyera que la Policía local actuaba guiada por prejuicios, entre ellos los raciales, y abusaba de la fuerza.

Enfrente tenían un cordón policial para evitar que los manifestantes accedieran al lugar. Allí, en una situación confusa, dos de esos policías fueron baleados, se los trasladó a un hospital y tras algunas horas fueron dados de alta.

El jefe de Policía de Saint Louis, John Belmar, dijo que se trató de una “emboscada” porque se disparó directamente a los policías. En Ferguson las protestas comenzaron en agosto cuando un policía mató a un joven negro desarmado, Michael Brown, de 19 años.