Como dejaba claro el nombre del encuentro, no hubo debate entre los participantes; todos coincidieron en defender la emancipación de América Latina con respecto a Estados Unidos y los intereses del “neoliberalismo”, y abogar por la igualdad y la lucha contra la pobreza en la región.
Quedó gente afuera del teatro Cervantes de Buenos Aires cuando la primera mesa comenzó. El encargado de abrirla fue Cárdenas, después de que hablaran distintas autoridades del gobierno argentino. El tema fue “Desafíos y encrucijadas en América Latina”, y el fundador del PRD fue interrumpido cuando anunció que hablaría de la situación actual de su país. Se escuchó a una mujer gritarle “traidor” y “defraudaste a la izquierda”. El político renunció a su partido a fines del año pasado, entre otros motivos por su desacuerdo con la postura del PRD ante la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en setiembre, en Iguala, una ciudad gobernada por esa organización política.
Cárdenas no respondió y continuó con su exposición. Dijo que México es uno de los países “más distantes” del objetivo de igualdad y emancipación en el continente e hizo un repaso detallado de los problemas económicos y sociales de su país, y del impacto de las reformas neoliberales que impulsa el gobierno de Enrique Peña Nieto, que sigue “con todo rigor y toda disciplina” las políticas “impuestas por Estados Unidos”.
También denunció la violencia, la delincuencia y el narcotráfico, que dominan la vida de la población en “zonas cada vez más extensas” del país. En referencia al “muy, muy grave caso de los 43 desaparecidos”, el político lamentó: “El gobierno no ha podido, no ha tenido la capacidad, no ha tenido la responsabilidad o el valor, para dar explicaciones sobre lo que realmente ocurrió, y menos para presentar con vida a los estudiantes”. Pidió una “verdadera investigación” pero sobre todo “dar seguimiento al dinero que desde la municipalidad de Iguala se distribuía para funcionarios públicos, dirigentes partidarios, etcétera”.
También relató que en México “algunos sectores progresistas” trabajan en un “proyecto de nación” que implique el rescate de la “soberanía”, el “combate a la corrupción y a la impunidad” y la “generación de empleo formal, protegido socialmente” con “oportunidades equivalentes, para lograr condiciones de igualdad”.
Como los demás participantes, abogó por una verdadera integración económica y política de América Latina, y denunció la “acción intervencionista” de Washington y las declaraciones del presidente Barack Obama acerca de que Venezuela es un peligro para Estados Unidos.
A su turno, Moreira empezó por saludar a su “amigo y compañero”, el periodista uruguayo Víctor Hugo Morales, que estuvo a cargo de presentar a los participantes de la mesa. “América Latina lleva una década ganada”, aseguró, parafraseando al kirchnerismo.
Recordó a un asesor de Bill Clinton, James Carville, que escribió en 1992: “Es la economía, estúpido” y agregó: “Uno le dice ahora: “Es la política, estúpido”. Moreira dijo que con el “no” que le dijo América Latina al neoliberalismo se consagró el dominio de la política, “no por fracaso del liberalismo, sino por acumulación política de izquierda en todos nuestros países”.
Afirmó que en la última década, en la región las “clases subalternas de la política [trabajadores, indígenas y mujeres] pasaron de la periferia al centro”. Mencionó como ejemplos de esto a las presidentas de Brasil, Chile y Argentina, así como al ex mandatario brasileño Ignacio Lula da Silva, al boliviano Evo Morales y al uruguayo José Mujica.
“¿Se imaginaban a los uruguayos mesocráticos, clasemedieros, ser representados por Mujica, que es un chacrero que dice cualquier cosa y anda vestido de cualquier manera? Y, sin embargo, los uruguayos aman a Mujica al igual que el mundo entero, porque Mujica se parece mucho más a un uruguayo que ningún doctor”, afirmó. Pidió a la izquierda gobernante “evitar la burocratización” y no perder el diálogo con las organizaciones sociales y populares.
Para cerrar declaró su “solidaridad con Venezuela, siempre”, “solidaridad con Argentina, siempre”, y agregó: “Vamos a mandarle un abrazo a Dilma, que está pasando por momentos difíciles”.
Piedad presente
Su exposición fue seguida por la de la ex senadora colombiana Piedad Córdoba, que dedicó la mayor parte a denunciar los golpes de Estado “blandos” o no, que a su entender hubo y hay en la región. Para combatirlos pidió potenciar los procesos de integración regional multilateral en el plano político y en su vínculo con la sociedad.
Denunció la “serie de estrategias” que aplica “el imperio” y entre ellas citó a la “Alianza del Pacífico”. Hay “países como Chile, Colombia y México, que hacen parte de países que están siendo y que siguen siendo dominados por el imperio norteamericano, con una ocupación militar muy fuerte”, dijo. “Pienso que Estados Unidos tiene como meta inmediata mellar a la revolución de Chávez, porque tiene que ver con la pérdida del control del patio trasero”, advirtió.
Además pidió un “proceso revolucionario bolivariano” en toda la región y se declaró dispuesta a “hacer lo que sea para defender la revolución venezolana”, porque “si Venezuela se cae, el efecto dominó aplasta a toda la región, no es Venezuela […], es que el imperialismo viene con toda la fuerza”. Al final de su discurso, su “Venezuela somos todos” recibió una larga ovación.
Acerca del proceso de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, aseguró que la paz de su país “es la paz de la región”. Parafraseando a Simón Bolívar, dijo que “la paz, la soberanía y la igualdad serán continentales o no serán”. Afirmó que ese proceso colombiano implica “discusiones importantes, como reforma agraria y la reforma política”, y pidió que en ésta sea “incluida la fuerza insurgente que hoy está negociando en La Habana, que hoy no tiene el estatus de oposición”.
Brasil también
El brasileño Emir Sader respaldó a la presidenta argentina Fernández en este año electoral: “Somos todos Argentina, somos todos Cristina”. Dijo que los gobiernos de Brasil, Argentina, Venezuela y Ecuador son atacados “por buenas razones”, porque han “roto” el modelo neoliberal. “No atacan al gobierno de México o Perú porque son gobiernos que se han mantenido en el marco del modelo neoliberal”, agregó. “México se ha casado con Estados Unidos, creyendo que se casaba con una viuda rica. Se casó con una viuda quebrada, uno de los centros de recesión internacional”, dijo. En otro tramo de su discurso citó a Lula y dijo que “el pobre no es problema, el pobre es solución, porque el pobre no va a depositar su plata en el HSBC en Suiza”.
Además, cuestionó a la sociedad de consumo y “la utopía del shopping center”, que propone a la juventud el “estilo norteamericano”. Señaló que Estados Unidos es fuerte a la hora de exportar ese modo de vida, que hay que combatir con políticas “humanistas” y “solidarias”, y abogó por “proteger al pueblo de la propaganda de las marcas”. También denunció a los “fondos buitres”. “Nuestras sociedades tienen dificultades para crecer porque la burguesía invierte en la especulación”, diagnosticó.
Además, criticó la “fabricación de la opinión pública por medio de monopolios privados mediáticos” y apuntó a los dueños del grupo argentino Clarín. En ese marco, señaló que en Brasil casi se perdió una elección por falta de avances “en la democratización de los medios de comunicación”.
Coincidió con los otros expositores en que la integración regional “es esencial para resistir los ataques” y agregó: “Algunos países llegaron al siglo XXI sometidos, otros han llegado soberanos y unidos, como dijo Juan Domingo Perón”. Esta última cita hizo que el público se pusiera a cantar la marcha peronista, aplaudiendo de pie.