Según cifras de la institución de Naciones Unidas para las mujeres, ONU Mujeres, en Brasil son asesinadas cada año 5.000 mujeres por razones de género, un promedio de más de 13 por día. La tipificación del delito de feminicidio implica en Brasil que quien sea declarado culpable no podrá ser liberado por el pago de una fianza, y que la pena por el homicidio, que va de seis a 20 años de prisión, puede ser aumentada a un rango de 12 a 30 años.
Nalu Faria, referente de los movimientos feministas brasileños y una de las coordinadoras de la Marcha Mundial de las Mujeres, dijo que se trata de una conquista, pero advirtió que “todavía están pendientes temas como la descriminalización del aborto y la violencia de género, no sólo la doméstica sino también las prácticas patriarcales que afectan la vida cotidiana de las mujeres”. Por su parte, otra activista por los derechos de la mujer, la directora ejecutiva del Instituto Patrícia Galvão, Jacira Melo, dijo que se trata de una victoria “del movimiento feminista en alianza con la bancada feminista”.
En Brasil existe una bancada feminista que no ha dejado de crecer, y hoy está integrada por 51 diputadas y 13 senadoras de distintos partidos. En esta legislatura, por primera vez, las diputadas de esa bancada formaron un frente parlamentario en la cámara, lo que les permite votar de forma conjunta y contar con legitimidad para obviar los dictámenes de sus partidos.
Cada una de las bancadas ha tenido enfrentamientos con los presidentes de las cámaras, Eduardo Cunha en Diputados y Renan Calheiros en el Senado. Las senadoras se molestaron con que Calheiros haya intentado incidir en el armado de su agenda parlamentaria, y las diputadas criticaron a Cunha por modificar la forma en que se decide quién lidera la bancada feminista de la cámara baja. Como presidente de Diputados, Cunha puede determinar cómo se definen los liderazgos, pero es una atribución que sus antecesores no utilizaron.
Usualmente, las mujeres llegaban a un consenso tomando en cuenta cuál era el partido con más representación dentro de la bancada, pero Cunha ordenó que se defina en base a los grupos parlamentarios que se formaron cuando se votó la presidencia de la cámara.
La ex ministra de Derechos Humanos de Rousseff, la diputada Maria do Rosário Nunes, dijo a Radio Francia Internacional que la actuación de Cunha es una intervención en la bancada feminista para dañar su “autonomía” y “representatividad”. Agregó que no le sorprende este intervencionismo de Cunha, que es evangélico, que propuso la creación del “día del orgullo heterosexual” y que es el autor de una ya reconocida frase: “El aborto y la regulación de los medios sólo serán votados si pasan sobre mi cadáver”. Como presidente de la cámara baja, él puede decidir qué proyectos son tratados en el pleno y cuáles no.
Varias organizaciones sociales que se manifestaron el domingo por el Día Internacional de la Mujer advirtieron que con un Congreso dominado por los conservadores, y además presidido por Cunha, será necesario redoblar los esfuerzos para lograr mejoras en la situación de la mujer en Brasil.