La crisis financiera global de 2008 redujo el Producto Interno Bruto (PIB) de Finlandia, a lo que contribuyeron los problemas de competitividad de su mayor empresa, Nokia. A su vez, la crisis que atraviesa la industria forestal-papelera afectó significativamente a otras dos gigantes finlandesas: UPM y Stora Enso (sueco-finlandesa).

Hoy, el crecimiento anual del PIB del país está seis puntos porcentuales por debajo del nivel alcanzado en 2008, y a esto hay que sumar que la deuda pública se duplicó durante la última década y llegó a 60% del PIB, el máximo nivel permitido por la Unión Europea. A su vez, el déficit fiscal alcanza, a inicios de 2015, 2,7% del PIB, y se prevé que llegue a 3,4% a fin de año, en este caso sobrepasando los límites de sostenibilidad financiera, según ha dicho el propio Ministerio de Hacienda de Finlandia.

En octubre de 2014, la calificadora Standard & Poor’s (S&P) rebajó la calificación de Finlandia de AAA a AA+, con el argumento de que el período de estancamiento es prolongado y que el envejecimiento de la población dificulta los esfuerzos para lograr un balance presupuestario y reducir la deuda pública.

Además, S&P entendía que su débil demanda externa, sobre todo la pérdida de cuota de mercado global en el sector clave de las tecnologías de la información, así como la reducción estructural del fuerte sector forestal y el relativamente rígido mercado laboral, llevarán a que la fase de nulo crecimiento se prolongue por un tiempo más.

El deterioro de la economía finlandesa coincide con la caída de su empresa insignia: Nokia. El éxito de esta empresa y en general de la industria electrónica fue en cierta medida lo que posibilitó el largo período de crecimiento del país, que se acompañó de salarios que iban en aumento, al igual que el gasto público. Pero errores estratégicos de la empresa y virtudes de las rivales determinaron que Nokia fuera transferida a Microsoft en 2013, en una cifra que los mercados consideraron irrisoria: 5.440 millones de euros.

Papel, madera y cartón

La industria forestal-papelera, de enorme peso en el país, sufrió el impacto de la crisis del sector de la construcción en Estados Unidos y de la crisis energética mundial. Además, la fijación de un impuesto a la exportación de madera en Rusia, país que abastecía a las papeleras UPM y Stora Enso, y la imposibilidad de aumentar en forma significativa la cantidad de tierras cultivables en América y Europa occidental determinaron un freno abrupto de la producción del sector. En este sentido, la producción de papeles y cartones se redujo desde los 14,5 millones de toneladas en 2007 a 10,6 millones en 2013, una caída de la producción de 28%. Aun así, el sector contribuye con 5% del PIB del país. En la actualidad, la industria papelera intenta reciclarse y se aventura en la producción de bioenergía.

Todo esto determinó una abrupta caída de las inversiones privadas (5,1% en 2014) y un descenso de la demanda de bienes de consumo. Además, Finlandia sufre una fuerte pérdida de competitividad, de 10% en un año, con sus principales socios, Suecia y Alemania. Además, la debilidad del rublo y las sanciones económicas impuestas por la Unión Europea a Rusia determinaron una fuerte caída de las exportaciones finlandesas a ese país, que representa el 10% de su comercio exterior.

Si bien Finlandia tiene amplio acceso a préstamos internacionales a buenos precios, no está claro aún cómo recuperará la senda de crecimiento, máxime cuando su dinamismo depende del desempeño de unas pocas empresas y su principal socio comercial da la espalda a Europa.