El último panel del jueves, realizado en un colmado Teatro Nacional Cervantes, tuvo como tema “América Latina y Europa en espejo”, en una mesa integrada por el director de Le Monde Diplomatique en español, Ignacio Ramonet; el secretario político del partido español Podemos, Íñigo Errejón; el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera; el secretario nacional de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Forster; y el doctor en Filosofía Diego Tatián, que estuvo a cargo de moderar las ponencias.
Cuando los exponentes subieron al escenario, el público los recibió al grito de “sí se puede, sí se puede”, una consigna habitual en las manifestaciones de Podemos en España.
Ramonet empezó su discurso con una referencia a Venezuela, país omnipresente en el foro, debido a las nuevas medidas que días antes había tomado Estados Unidos en contra del gobierno de Nicolás Maduro. El director de Le Monde Diplomatique dijo que Washington “pone en peligro la revolución bolivariana”.
Respecto del foro, evaluó que “son pocos los lugares en el mundo donde se encuentran concentrados tantos intelectuales, experiencias, propuestas”, y estimó que la última vez que había habido una instancia similar fue “en los grandes años del Foro Social Mundial, en 2001”.
El periodista estimó que la instancia era necesaria, a 16 años de la llegada de Hugo Chávez al poder. Destacó que el continente latinoamericano está viviendo una “neorrevolución”, la “segunda revolución latinoamericana” después de la de Simón Bolívar, aunque también reconoció que existe un “desgaste natural” que genera cambios con el paso del tiempo. Ramonet optó por hablar de experiencias “neoprogresistas” y destacó que desde que surgieron “siempre han sido ratificadas por los electores”; siempre hubo reelección o sucesión. Señaló que “los únicos fracasos” fueron los “golpes de Estado de Honduras [en 2009, cuando José Manuel Zelaya fue derrocado] y Paraguay [en 2012, cuando Fernando Lugo fue destituido]”. Según él, esto significa que “las ideas siguen triunfando” porque “tienen apoyo de la población”, y por eso “no es casualidad” que haya ataques. “Las fuerzas conservadoras internacionales parecen estar convencidas de que no van a poder vencer a estas ideas de manera democrática”, agregó.
Según el español, “la crisis financiera que empezó en 2008 no terminó, porque el poder financiero no permite que termine”. Consideró que desde que empezó la desregulación de los mercados financieros en la década de los 70, éstos “gobiernan el mundo”, porque aunque los presidentes “piloteen”, lo hacen “en función de los intereses de los mercados”.
La política al centro
Eso ya no ocurre en América Latina, continuó Ramonet, porque “la política está en el puesto de mando, porque el pueblo determina la política”. “Este foro es la traducción del fracaso de los mercados, que generó políticas de austeridad y de castigo social, en particular hacia los más humildes, lo que provocó que en algunas partes los más pobres se hayan indignado contra esas políticas”, sentenció, en referencia al surgimiento de Podemos en España y de Syriza en Grecia. Hizo un paralelismo entre lo que está ocurriendo ahora en el viejo continente y “las reacciones que hubo en América Latina en los años 90, después de haber sido castigada en los años 70 y 80”. “Los mercados y las fuerzas conservadoras están en situación de pánico, porque ven establecerse una suerte de conexión entre los que ocurre en América Latina y Europa”, algo que sería “el fantasma del progresismo latinoamericano”, sostuvo.
A modo de transición, Tatian dijo que todas las experiencias latinoamericanas fueron antecedidas por movimientos sociales -en España ese rol lo cumplió el 15M- y pronosticó una victoria de Podemos en las elecciones españolas de fin de año, aunque por el momento no es lo que pronostican las encuestas (ver página 9).
Errejón optó por dar su discurso desde el estrado, a diferencia de Ramonet, que habló desde el micrófono que tenía a disposición en la mesa. “Por primera vez venimos con la cabeza alta a decir que no nos sometemos”, arrancó. Continuó destacando “la posibilidad de venir al sur no a poner etiquetas, sino a discutir e intercambiar ideas, y eso no habría sido posible sin el enorme arsenal de conceptos, de análisis de pensamiento y de coraje que viene demostrando América Latina”.
El joven político, de 32 años, explicó que en Europa “la imaginación conservadora” hizo creer que la madurez política implicaba no emocionarse más con la política. Consideró que la democracia no es hacer un acuerdo fundamental sobre el conjunto de las cuestiones y que éstas sean gestionadas por técnicos, sino que es necesario que “los más humildes puedan apoderarse de las instituciones y las puedan poner a su servicio”. El politólogo y político español hizo un análisis de la situación de su país y concluyó señalando que la llegada de Syriza al gobierno en Grecia muestra que “sí hay margen de cambio”. Pero además, dijo sentir “vergüenza” porque dentro de la Unión Europea “el más duro con ellos [Syriza] es el gobierno español”. Interpretó esa actitud como una prueba de que el gobierno español “no va a Europa a representar a los españoles, sino los intereses del [gobernante Partido Popular] PP, porque tiene miedo”.
Terminó su exposición destacando la importancia de que la población “impulse y acompañe”. “Sí se puede”, concluyó.
En el inicio de su participación en el foro, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, comenzó advirtiendo que “la democracia no se puede reducir únicamente al voto”. “La calle, la democracia plebeya, es la que se ejerce en las marchas, los sindicatos y las asambleas, que garantiza un nuevo tipo de gobernabilidad. No se puede entender el proceso boliviano sin tener en cuenta eso”. Ésa es, señaló, la manera de salir de la “vivencia fósil de la experiencia democrática”, en la que los ciudadanos apáticos no deciden y le dejan el poder a “una elite, una casta”.
Argumentó, largo y tendido, sobre el equilibrio que hay que lograr combinando “fuerza electoral con fuerza en la calle”, y pidió “cultivar la pluralidad de la sociedad, los barrios, los grupos, los colectivos”, para balancear el poder del Estado. “Si sólo nos dedicamos a la autonomía y decimos ‘no quiero nada con el Estado’ porque todo lo contamina y yo me aíslo con el grupo, con mi pequeña comunidad, yo puedo vivir bien, pero ¿y el resto de las personas?”, consideró. Dijo que eso también implica abdicar “ante los poderosos, los que sí saben administrar de manera monopólica, abusiva y autoritaria esos bienes comunes”. “Cuanto más lucho por el Estado, más debo luchar por la autonomía de la sociedad, y cuanto más lucho por la autonomía de la sociedad, más debo pelear por la trasformación del propio poder del Estado. Lo uno para lo otro”, resumió.
Continuó destacando que una parte importante del éxito radica en lograr resultados, porque la esperanza también se desgasta. Recordó que cuando eran oposición se dedicaban a denunciar y criticar, pero que cuando se alcanzó el gobierno el desafío fue mayor. “Tenemos que tener la capacidad de demostrar que los regímenes progresistas y revolucionarios no solamente somos más democráticos, sino también económicamente más creativos, más igualitarios y más redistributivos”.
García Linera también se refirió a Venezuela, donde, afirmó, “América Latina se está jugando su destino”, y apuntó que el país caribeño “fue el inicio y no debe ser el punto de inicio del fin”. Cuestionó una declaración que acababa de aprobar el Parlamento Europeo, en la que hacía críticas al gobierno de Maduro. Cuando se escucharon silbidos, aclaró que el texto sólo había sido votado por “toda la derecha”, dejando por fuera a Podemos y Syriza, que también tienen representantes en el Legislativo regional. Parte del público se paró a aplaudir cuando dijo, dirigiéndose al gobierno estadounidense (aclaró que no se trataba del pueblo estadounidense): “Ustedes son un peligro para la soberanía latinoamericana”. “Nosotros no somos peligro para nadie. Ustedes son y han sido un peligro para los pueblos latinoamericanos, para la vida en Latinoamérica”, continuó, mientras el público se ponía de pie para aclamarlo y gritar, levantando los puños cerrados: “Colonia no, patria sí”. También envió un mensaje a la derecha europea, a la que acusó de haber “destruido estados” de África y Asia y de estar “asaltando y robando el petróleo de los países de Medio Oriente”, algo que les quita “autoridad moral” para criticar a Venezuela.
El resto del foro propició otros numerosos encuentros entre políticos e intelectuales, sobre y detrás del escenario. Al cierre del evento se presentó el “Manifiesto de Buenos Aires por la emancipación y la igualdad”. En él se definen prioridades para “guiar el ideario social y político” de los pueblos, entre las cuales figuran la necesidad de reivindicar la política, los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones populares y sociales, repudiar “los intentos destituyentes por parte de los países poderosos, asociados a empresas multinacionales y a grandes medios de comunicación”. También pide limitar el poder del capital financiero, generar formas de producción para mejorar la distribución de la renta, defender la soberanía política, cultural y económica de los pueblos latinoamericanos y europeos, y “realizar una crítica abierta y permanente del contenido y del régimen de propiedad de los medios masivos de comunicación”. Por último, el texto (disponible en http://ladiaria.com.uy/UGz) subraya la “necesidad estratégica de regulaciones antimonopólicas en el mundo empresario de la prensa gráfica, audiovisual y digital”.