El acto de apertura del año judicial en Argentina empezó ayer con una proyección de imágenes de lo que el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, llamó luego “víctimas y tragedias”. Aparecieron las Madres de Plaza de Mayo; el empresario y político Axel Blumberg; Mariano Ferreyra, el militante del Partido Obrero asesinado durante una manifestación; y Luciano Arruga, un adolescente cuya desaparición y asesinato son atribuidos a la Policía. El último en aparecer fue el rostro del fiscal Alberto Nisman, cuya muerte, en enero, todavía se investiga.

“Todos ellos nos han dejado la obligación de terminar con la impunidad, es tiempo de terminar con la impunidad” fue una de las primeras consideraciones del presidente de la Corte Suprema. “De nada sirve decir que esto es un problema de uno o de otro Poder”, continuó, antes de considerar que “las instituciones no funcionan bien cuando los que están a cargo hablan del poder, y los ciudadanos, de otros problemas”. Agregó que “la gente espera reacciones más maduras”.

Su discurso fue una respuesta a las críticas que el Poder Ejecutivo le ha hecho al Judicial, en particular las que hizo la presidenta Cristina Fernández en su discurso inaugural de las sesiones del Congreso. También fue un claro mensaje a los jueces, opuestos al gobierno o no. “Respecto del Poder Judicial hay que decir que nunca va a ser popular, porque es un error que los jueces busquen la popularidad”, advirtió. También recordó que la tarea de los magistrados es “poner límites”, y que eso no implica gobernar. También les pidió “no ceder a presiones” porque “no hay nadie demasiado poderoso cuando nos guía la idea de la justicia”. Agregó que poner límites a los distintos tipos de poder “es parte de la función judicial”.

Acerca de las presiones y las críticas opinó: “Es bueno que las sentencias sean criticadas por parte de funcionarios, ciudadanos o periodistas; eso enriquece”. Sin embargo, cuestionó: “Todos estamos de acuerdo en defender la independencia cuando esa sentencia es favorable. Cuando no nos conviene es cuando los principios tienen importancia. Muchas veces no criticamos el argumento, sino que deslegitimamos al emisor. Decimos que el juez no es independiente, que responde a tal o a cual”.

Agregó que “no está mal que hablen los demás poderes del Estado” sobre lo que hace el Poder Judicial, y dijo que Argentina “debe de ser uno de los pocos países del mundo donde se censura el diálogo entre poderes”, entre los cuales pidió “más cooperación”.

Además, Lorenzetti le respondió directamente a Fernández, que insistió en que antes del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en 1994, hubo otro, contra la embajada de Israel, en 1992, que también dejó víctimas, y pidió no olvidarlo. “No puedo entender por qué el Estado de Israel reclama por la AMIA y no lo hace por la voladura de su propia embajada”, dijo la presidenta. Al respecto, Lorenzetti contestó que en 1999 la Corte Suprema responsabilizó del ataque a integrantes de la Jihad Islámica, vinculada con el movimiento libanés Hezbollah. Por lo tanto declaró: “Como tribunal no podemos modificar lo que ya ha sido aceptado. Es cosa juzgada”.

También Israel le respondió ayer a la mandataria, en un comunicado de su embajada en Argentina. El texto sostiene que “los acuerdos internacionales” establecen que le corresponde “al país receptor” velar por la seguridad de “toda delegación diplomática” y que, por lo tanto, le corresponde a Argentina investigar el atentado. Además, señala que “en los últimos 23 años Israel ha sostenido la importancia de continuar con las acciones pertinentes” para “llevar a los responsables a juicio”. A modo de conclusión, advierte que Israel seguirá reclamando que se investigue el atentado contra la AMIA y reitera “su preocupación [...] a raíz de las innumerables manifestaciones antisemitas que suceden en el mundo”.