Hace dos semanas el ministro de Educación brasileño, Cid Gomes, aseguró que hay “300, 400 diputados, que defienden el ‘cuanto peor, mejor’”, que buscan debilitar al gobierno para sacar provecho de la situación, y que son “oportunistas” y “extorsionistas”. El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, convocó a Gomes para que rectificara sus declaraciones. Al principio el ministro pidió disculpas, pero luego reiteró sus dichos y hasta los amplió, en el marco de un enfrentamiento verbal con varios diputados opositores y oficialistas.

En referencia a Cunha, cuyo nombre aparece involucrado en el escándalo de Petrobras, Gomes dijo: “Prefiero ser acusado por él de mal educado que ser, como él, acusado de robar”. En otro momento acusó al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal aliado del Partido de los Trabajadores en el gobierno, de querer obtener más ministerios. “Algunos quieren crear dificultades para conseguir más ministerios [...] el PMDB sólo tenía cinco. Creó dificultades y conquistó el sexto. Ahora quiere el séptimo. Va a querer el octavo”, dijo. Gomes se fue airado de la sesión. Sólo unos minutos después, Cunha tomó el micrófono: “Comunico a la cámara que recibí un comunicado del ministro de Presidencia que informa de la dimisión del ministro de Educación, Cid Gomes”. Mientras Gomes estaba en la sesión de la cámara, cuando ya se notaba que no iba a bajar el tono de sus acusaciones, el PMDB advirtió a la presidenta, Dilma Rousseff, que o se iba el ministro o el partido abandonaba la alianza de gobierno.

Rousseff descartó ayer la posibilidad de una reforma ministerial y dijo que el sustituto de Gomes será elegido en los próximos días. Se rumorea que el ministro de Presidencia, Aloízio Mercadante, podría volver a liderar esa cartera.