Los partidos políticos en Israel no pueden recibir dinero extranjero durante las campañas electorales. Pero sí pueden recibir financiamiento del exterior las organizaciones sin fines de lucro que apoyen posturas políticas. “Es una carrera muy ajustada. Nada está garantizado porque hay un enorme esfuerzo mundial por remover al gobierno del [partido] Likud”, dijo el lunes el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ante militantes de su partido, el Likud.

La Radio del Ejército, citada por la agencia de noticias Reuters, interpretó esa declaración como una referencia al apoyo extranjero recibido por intermedio de ciertas organizaciones por la oposición. El ministro de Defensa, Moshe Yalon, fue más explícito, y según citó el diario Yediot Aharonot aseguró que “hay organizaciones sin fines de lucro que son financiadas con dinero extranjero, dinero europeo y de otros grupos que no quieren ver a Netanyahu [en el poder]”.

El Likud y el partido de centroizquierda Unión Sionista están codo a codo en las encuestas de intención de voto para las elecciones del martes 17, aunque Netanyahu tiene mayores posibilidades de formar una coalición de gobierno, con sus aliados más conservadores y favorables a los colonos.

Sin embargo, “Netanyahu está sintiendo la presión” electoral y “está disparando en todas las direcciones”, dijo a Radio Israel el líder de la Unión Sionista, Isaac Herzog.

En la encuesta de intención de voto más reciente, publicada ayer por el diario Haaretz y realizada por el canal del Parlamento israelí, Unión Sionista, la alianza que encabeza el laborista Herzog, tiene tres puntos de ventaja sobre el Likud. Según ese sondeo, Unión Sionista alcanzaría 24 escaños y el Likud 21. El otro partido que integra Unión Sionista es el centrista Hatnuá, de la ex ministra de Justicia Tzipi Livni.

Según los cálculos de Haaretz, Herzog podría contar con el apoyo de 56 de los 120 diputados, mientras que Netanyahu conseguiría 55. Si se concretara un escenario de relativo empate como éste, el flamante partido Kalunu, del ex ministro de Comunicaciones y Asuntos Sociales Moshé Kahlon, un ex likudista, podría convertirse en la clave para cualquiera de las dos coaliciones mayoritarias, para formar gobierno.