El puerto de Santos, en San Pablo, el mayor de Brasil, sufre desde hace cinco días un incendio que afecta su operativa y está causando múltiples daños al medioambiente. El fuego, que ayer se mantenía en dos de los seis tanques de combustible y productos químicos que se incendiaron al principio, fue dominado por los bomberos, pero los fuertes vientos impidieron que fuera apagado.

El incendio generó una humareda que sale de estos tanques y cuya toxicidad se desconoce. Este humo y el temor a que el fuego se expanda llevó a que la mayoría de los habitantes de los barrios vecinos al puerto abandonaran sus casas. El alcalde de Santos, Paulo Alexandre Barbosa, descartó una evacuación oficial debido a la “evolución positiva de la contención del incendio”.

Además, miles de peces aparecieron muertos en las costas cercanas. Un estudio difundido por la empresa Ultracargo, propietaria de los tanques incendiados, indica que algunos elementos permiten pensar que los peces murieron porque el agua cuenta con menos oxígeno y tiene una temperatura elevada.

El incendio ha causado demoras en el arribo de unos diez cargueros, y también generó una larga cola de camiones de carga en uno de los accesos al puerto de Santos. Para frenar el crecimiento de esta fila, las autoridades de San Pablo anunciaron ayer que ese acceso quedará clausurado. Se estima que su reapertura será posible recién la semana que viene.