En la noche del sábado al domingo, un barco mercante sobrecargado desapareció en el agua en su viaje de Libia a Italia, y unas 800 personas que estaban a bordo murieron. Esta cifra fue informada ayer por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones. Las dos organizaciones llegaron a esa conclusión a partir de los testimonios de los 28 sobrevivientes del naufragio, que llegaron ayer a la isla italiana de Sicilia, junto a los cadáveres de 24 de sus compañeros de viaje. Todos intentaban llegar a Europa desde Siria, Eritrea, Somalia o Malí. Según los testimonios, había varias personas -entre ellas, niños- encerradas en las bodegas del barco.

En su momento se informó que el hundimiento pudo ser causado por un movimiento brusco y masivo de las personas a bordo, que se agolparon en un lado del barco al ver el carguero portugués que se acercaba en respuesta a su pedido de auxilio, pero ayer se divulgó una versión más completa. Según la Fiscalía de Catania, en Sicilia, el barco libio se hundió debido a las “falsas maniobras decididas por su capitán”, que hicieron chocar su barco contra el carguero, que era mucho más grande, al querer acercarse. Esto se suma a la “sobrecarga” en pasajeros, que hizo que la embarcación se desequilibrara cuando sus ocupantes se desplazaron hacia un mismo lado a la vista del barco portugués. Además, la fiscalía aclaró que el carguero “no contribuyó en nada” para que ocurriera el desastre.

Dos hombres que fueron acusados por los demás sobrevivientes de ser traficantes de personas quedaron detenidos ayer, y la fiscalía se disponía a interrogarlos, según anunció ésta en un comunicado. Se trata de un sirio de 25 años, que era el capitán, y un tunecino de 27 años. Los dos fueron acusados de homicidio culposo múltiple, naufragio e instigación a la inmigración clandestina.

También ayer, mientras se informaba de más rescates y nuevas muertes en el Mediterráneo, la Fiscalía de Palermo dio a conocer los resultados de una investigación sobre una red de inmigración clandestina de la que no se descarta que esté detrás del naufragio del domingo. En ese marco fue detenido el supuesto tesorero de esa organización y otras 14 personas, de nacionalidad eritrea, etíope, marfileña y ghanesa, que desde varias ciudades de Italia estaban en contacto con traficantes en Libia para organizar la inmigración de sus compatriotas.

La investigación se basó en parte en escuchas telefónicas, publicadas ayer por la fiscalía. En los audios, de acuerdo con la agencia de noticias Efe, se los escucha reírse de sobrecargar las embarcaciones y decir que los migrantes “son los que quieren zarpar”. Uno de los detenidos es un etíope que llegó a Italia en 2009, en circunstancias similares a las de estas personas.

También a partir del contenido de las escuchas, los fiscales de Palermo llegaron a las sospechas de que esa red estuvo en el origen del viaje de un pesquero que se hundió en octubre de 2013 cerca de la isla de Lampedusa, causando la muerte de 366 inmigrantes.

La fiscalía explicó además que la organización cobraba hasta 5.000 euros por llevar a las personas desde su país de origen hasta Libia, otros 1.500 por la travesía a Italia, y unos 400 a los contactos en este país. A esto se agregaban otros 1.500 euros si su destino final era el norte de Europa. Gracias a un solo barco con 200 personas a bordo, cada integrante de esa red cobraba unos 80.000 euros.