-¿Cuál es la situación de UP? ¿Está esperando la personería jurídica?
-Somos una expresión de una organización de la izquierda revolucionaria, de distintos sectores, amplios, democráticos. UP se presenta como una alternativa desde la izquierda para Ecuador, para un país que sea soberano, sin hipotecar sus bienes a un capital extranjero chino como ahora lo estamos haciendo; un país que avance en temas en los que todavía creemos tener serios atrasos. UP hoy ha propuesto inscribirse en el registro de partidos y movimientos políticos. La ley nos exige tener 1,5% del padrón electoral, que en este caso serían unos 180.000 adherentes. Hemos presentado el 8 de abril una primera tanda de 310.000 firmas de adherentes, es decir que casi hemos duplicado la cifra necesaria. Pero con un gobierno que maneja todas las funciones del Estado hay que presentar cada vez más, puesto que hay antecedentes de eliminación de firmas. Entonces vamos a presentar medio millón de firmas en junio (tenemos tiempo hasta entonces para seguir haciéndolo), para demostrar el apoyo del que gozamos, demostrar que somos una organización vigente y triplicar la cantidad de adhesiones que nos exige la ley.
-Cuando conformaban el Movimiento Popular Democrático (MPD), que fue disuelto por la autoridad electoral debido a que no alcanzó el umbral de votos requerido, ustedes apoyaron a Correa. ¿Cuáles eran los motivos de ese apoyo?
-El MPD fue una expresión importante en la que participaron otros sectores. Hoy UP no es el MPD, sino otra expresión, mucho más amplia, pero muchos fuimos parte del MPD y asumimos sus propuestas de izquierda y de gobierno patriótico. En 2006 y en 2007, después de un movimiento social importante que comenzó en 1991, con el levantamiento indígena conocido como el Levantamiento del Inti Raymi, con la caída sucesiva de gobiernos liberales, se estableció en Ecuador el gobierno de Rafael Correa. No fue sólo la representación de un cuadro que salió de la noche a la mañana y del que la gente dijo mesiánicamente: “Es él”, sino que fue todo un proceso, en el que el descontento del pueblo ecuatoriano planteó la necesidad de buscar una alternativa. Obviamente, los sectores de izquierda y progresistas respaldamos esta propuesta frente a la candidatura de la derecha, la de la persona más rica del país, Álvaro Noboa, uno de los empresarios más explotadores. A él se enfrentaba la candidatura democrática de los sectores de la clase media, de los sectores populares, que en ese caso representaba Rafael Correa. Se ganó, y en ese proceso de victoria obviamente se plantearon propuestas alternativas, que partían de la necesidad de fundar la nación -o refundar, decían ellos- desde una asamblea nacional constituyente, tirando abajo el viejo Congreso, que era la representación de la derecha más recalcitrante de nuestro país.
-¿Antes de la elección hubo un preacuerdo?
-Más que llegar a un acuerdo, dimos respaldo. Apoyamos la propuesta de Correa sin firmar un cheque en blanco, pero siempre respaldando los elementos positivos. En 2008 logramos avanzar hacia la asamblea nacional constituyente con propuestas importantes. Allí, en el debate de ideas, ya hubo enfrentamientos. Por ejemplo, hay un video en las redes sociales en el que Rafael Correa dice explícitamente que él no está de acuerdo con la gratuidad de la educación superior. El gremio estudiantil, el gremio de docentes y el pueblo en general, mediante movilizaciones, logramos concretar ese sueño y también el seguro social para las amas de casa, la salud gratuita, entre otros elementos que recoge esta Constitución, que nosotros creemos que tiene características progresistas importantes. En ese ámbito se aprobó esta Constitución, con más de 70% de apoyo ciudadano. Obviamente, no es que sea la panacea para los problemas de la sociedad, ya que muchas de las leyes pueden estar escritas pero su aplicación puede ser nula.
-¿Por qué ocurrió la ruptura?
-El problema viene cuando se tiene que asentar la Constitución mediante leyes secundarias o leyes generales especiales. Es entonces que, obviamente, se entra en esa disputa con los sectores derechistas que existen dentro del gobierno y que hoy, en la práctica, son los que lo dirigen.
-En su opinión, ¿son los sectores de derecha del gobierno los que lo están conduciendo?
-Claro. Es un gobierno que se fue a la derecha. Podemos explicarlo a partir de algunas medidas. Por ejemplo, la Ley de Educación Superior, que lesiona en la práctica los derechos conquistados, incluso dentro del neoliberalismo. El artículo 80 condiciona la gratuidad de la educación: establece que la educación superior será gratuita pero si uno reprueba una materia, tiene que pagar matrícula. [El texto dice: “Se pierde de manera definitiva la gratuidad si un estudiante regular reprueba, en términos acumulativos, el treinta por ciento de las materias o créditos de la malla curricular cursada”]. También establece que si tú terminas una carrera y quieres seguir otra, el Estado no te paga la otra carrera, tienes que pagarla tú. Además se dio la detención de Marcelo Rivera, nuestro presidente nacional de la Federación [de Estudiantes Universitarios del Ecuador, de la que Carbo era parte], en 2010, acusado de terrorismo. Hubo una toma de un consejo universitario en la que él estaba. En las afueras de la Universidad, el rector fue golpeado y se quiso acusar a Marcelo Rivera porque era un referente contra esa ley lesiva de educación superior. Se lo detuvo y se le dio una sentencia -con prisión- por agresión terrorista de tres años, y el compañero pagó esos años de prisión. Ni las dictaduras ni los gobiernos más de derecha han aplicado esta figura jurídica. Este gobierno sí lo ha hecho, a otros dirigentes también. Tenemos más de 300 líderes sociales, estudiantiles, sindicales e indígenas, campesinos acusados del delito de terrorismo y sabotaje.
-¿Cuándo ocurrió la ruptura entre el MPD y Correa?
-En 2009, por la aplicación de estas leyes lesivas, por la persecución y criminalización de la protesta social y por todos los elementos que hoy marcan la política económica y social del país.
-¿Piensan que en las próximas elecciones no va a ganar Correa?
-A Correa le fue bien en 2013. Pero en 2014, en las elecciones de alcaldes, le fue muy mal. Se debe al desgaste, a la aplicación de sus medidas de carácter antipopular. Correa tiene un apoyo de 50,55%. Hace un tiempo tenía 80%. Eso es fruto de la fuerte política clientelar que tuvo el correísmo en general, pero es un gobierno que cada vez se desgasta más. Creo que en las próximas elecciones generales, en 2017, el gobierno va a perder la mayoría en la Asamblea Nacional, y no es fruto de lo que ha hecho la izquierda ni nada de eso; es fruto de lo que ellos mismos han hecho. Yo veo una reelección del correísmo, pero mucho más difícil que antes.
-¿Qué pasa con los derechos sociales? El derecho al aborto, por ejemplo.
-Ése es otro tema muy, muy, muy retrasado. Correa se denomina militante de la Teología de la Liberación y respetamos su visión religiosa, pero eso no quita el hecho de disputar temas importantes acerca de los derechos sexuales y reproductivos. Hubo un grupo de legisladores que planteó la necesidad de que en el nuevo Código Orgánico Integral Penal se contemple el derecho al aborto. Pero el presidente dijo que eso nunca iba a ir y nunca se iba a aplicar. El aborto sólo está autorizado en caso de que peligre la vida de la madre, pero por violación no hay aborto. Nosotros planteamos, por lo menos, ir por eso [el aborto en casos de violación], pero ni por eso se puede. La unión de hecho entre personas del mismo sexo tampoco se aprobó, y el gobierno lo ha dicho: eso no irá mientras Correa sea presidente.