Barrientos tiene 66 años y ciudadanía de Estados Unidos, país en el que vive desde 1989. Reside en la ciudad de Deltona, en el norte de Florida, y es el principal acusado de la detención, tortura y muerte de Jara, por la que ya fueron procesados 12 ex militares.

La Corte Suprema chilena solicitó su extradición a Estados Unidos en enero de 2013, pero el pedido sigue sin respuesta. Es en ese marco que la viuda del músico, Joan Jara, y las dos hijas de ésta, Amanda Jara y Manuela Bunster, presentaron una denuncia en 2013 en Florida, porque sabían que Barrientos se encontraba allí.

El juez Roy Dalton, de Orlando, aceptó ahora juzgar al ex teniente por “tortura y ejecución extrajudicial”, pero no por “crímenes contra la humanidad”, lo que no deja del todo satisfecho a los abogados de la familia Jara. El Center for Justice and Accountability saludó el anuncio, pero dijo que es “decepcionante” que lo ocurrido no se considere crimen contra la humanidad. “El asesinato de Víctor Jara y miles de crímenes cometidos bajo el régimen de [Augusto] Pinochet deberían ser llamados como lo que son, un crimen de lesa humanidad”, dijo Almudena Bernabeu, abogada de esa organización.

En marzo, la defensa de Barrientos había pedido que la denuncia estadounidense fuera desestimada por ser carente de “jurisdicción”. En un escrito presentado al juez argumentó que “llegó 40 años después de que sucedieran los hechos, 24 después de que se radicara en Estados Unidos y 23 después de que Augusto Pinochet fuera removido de su cargo”.

Jara fue detenido en la Universidad Técnica del Estado, en la que era profesor, junto a otros docentes y a estudiantes, el 12 de setiembre 1973, un día después del golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende.

Permaneció cuatro días en el centro de detención y tortura que funcionó en el estadio Chile (que hoy lleva el nombre de Víctor Jara). Sufrió torturas y fue acribillado el 16 de setiembre, de acuerdo con los testimonios de sobrevivientes. Además de profesor y músico, Jara también era militante del Partido Comunista de Chile y había sido nombrado embajador cultural de Chile por Allende.

En ese momento, Barrientos servía en el regimiento Tejas Verdes, bajo el mando del entonces coronel Manuel Contreras. Este último viajó a Santiago en 1973 para darle su apoyo al golpe de Pinochet. A pesar de los señalamientos que coinciden en responsabilizarlo por este crimen, Barrientos siempre negó que la unidad Bronce, que él integraba, haya estado presente en el estadio Chile. El militar se mudó a Estados Unidos en 1989.