Tröglitz es una localidad de apenas 2.700 habitantes, situada en el estado de Sajonia-Anhalt, que en las últimas semanas fue alterada por el proyecto de abrir allí un centro para albergar refugiados. Estaba previsto que comenzara a funcionar en mayo, con capacidad para unas 40 personas, pero en la madrugada del sábado, un incendio intencional destruyó parte del edificio.

Aunque todavía no se determinó quién fue autor del ataque, las sospechas apuntan a ultraderechistas y en particular al neonazi Partido Nacional Democrático (NPD). Esta organización convocó varias protestas regionales contra el albergue, y sus intimidaciones llegaron a forzar la renuncia del alcalde de Tröglitz, Markus Nierth, un mes atrás. Un escrache de neonazis frente a su casa, sumado a las amenazas que ya había recibido el funcionario, lo decidieron a dejar el cargo.

Pese al temor, cuando supo del incendio, Nierth convocó a una manifestación a favor de un “Tröglitz abierto” a la que acudieron de inmediato unas 300 personas, entre ellas el primer ministro de Sajonia-Anhalt, Reiner Haseloff, informó la agencia de noticias DPA. El ex alcalde dijo al informativo Tagesspiegel que estaba “triste y furioso al mismo tiempo”, y también convencido de que “Tröglitz no se recuperará nunca de esto”, según citó la Deutsche Welle.

Las autoridades de Sajonia-Anhalt manifestaron que todo indica que el incendio del refugio fue provocado por personas que entraron al centro de noche y utilizaron alguna sustancia para acelerar el fuego. También consideraron que en este contexto no se puede descartar una motivación política. “Si esto se confirma, es un acto aberrante que debe ser aclarado de inmediato. Los responsables tienen que estar presos”, dijo a DPA el ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière. Para el vicecanciller del país, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, “fue la creación de un clima contra los refugiados, durante meses, lo que sembró el odio que ahora desembocó en llamas”.

Secuela

El ataque al refugio de Tröglitz no fue el único. Otro hogar para refugiados que estaba casi listo para empezar a funcionar fue incendiado en Vorra en diciembre y otro cerca de Lübeck, en febrero. Según informó DPA, la cantidad de refugiados que están llegando a Alemania, muchos de ellos desde Siria, alientan las discusiones sobre las condiciones de asilo y las reglas migratorias, así como las reacciones xenófobas. Algo similar ocurrió en los años 90, cuando llegaron a Alemania decenas de miles de refugiados a consecuencia del conflicto de los Balcanes.

Mientras la ultraderecha convoca a manifestaciones contra la “islamización de Occidente”, el gobierno calcula que este año unas 300.000 personas pedirán refugio en Alemania. En 2014 esas solicitudes fueron 200.000, informó la agencia Efe.

El domingo la comunidad judía de Alemania pidió la ilegalización del NPD y recordó que a las agresiones xenófobas se suma la destrucción de una placa en el antiguo campo de concentración nazi de Buchenwald, el sábado, una semana antes de que se conmemoraran los 70 años de su liberación por parte del ejército aliado, al final de la Segunda Guerra Mundial.

El NPD “es un campo de cultivo para la ideología nazi, subvencionado por el Estado”, dijo en un comunicado la presidenta de la comunidad judía de Baviera, Charlotte Knobloch. Se refería a que la presencia de ese partido en parlamentos regionales le da acceso a financiación pública, informó Efe. Una demanda para prohibir al NPD fue presentada por el Parlamento ante el Tribunal Constitucional tiempo atrás, y el incendio del sábado sumó llamados a acelerar ese proceso.

Así como los ataques no se limitaron al centro de refugiados de Tröglitz, tampoco su ex alcalde ha sido el único político amenazado por neonazis. Algo similar les pasó al alcalde de la ciudad de Magdeburgo, el socialdemócrata Lutz Trümper, que recibió amenazas de muerte en una carta con símbolos nazis, y a la vicepresidenta del Bundestag, Petra Pau, que sufrió un escrache de ultraderechistas frente a su casa y recibió amenazas de muerte por apoyar públicamente la política de recibir refugiados en Alemania. Esta dirigente del partido La Izquierda solicitó mayor protección para los políticos alemanes y dijo al diario Bild am Sonntag que si bien son aceptables las protestas frente a su despacho, se debe proteger su casa y su vida privada. Lo mismo manifestó el alcalde Nierth en su carta de renuncia: “El Estado debe garantizar [la protección del derecho a la vida privada], sea en Tröglitz, en Berlín o en cualquier otro sitio”.