El primer ministro italiano, Matteo Renzi, celebró ayer la aprobación de una reforma electoral histórica, que ha generado polémica en los últimos meses. Si bien Renzi ha asegurado que el cambio permite eliminar la inestabilidad característica de la política italiana, sus adversarios aseguran que lo único que hará es eliminar el centro político y consolidar un sistema bipartidista.

Esta reforma electoral era la principal promesa de Renzi, y la presentó ante la Cámara de Diputados a sólo dos semanas de llegar al poder, a mediados de febrero de 2014. Después de que la iniciativa pasó por el Senado -y sufrió pequeñas modificaciones- volvió a Diputados para su aprobación definitiva. Desde el comienzo la reforma generó mucha polémica, en particular dentro del Partido Democrático de Renzi, en parte porque se redactó en alianza con el ex primer ministro de derecha Silvio Berlusconi.

La reforma establece que el partido que obtenga más de 40% de los votos en las elecciones sea beneficiado con 55% de los escaños de la Cámara de Diputados. Esta norma ya rige en el Senado italiano, pero no en la cámara baja, lo que en los últimos años ha generado que un líder partidario cuente con los votos necesarios para formar gobierno en el Senado pero no en Diputados, donde se veía obligado a conformar alianzas. El propio Renzi tuvo que pactar con la derecha en Diputados para poder asumir como primer ministro.

El premio a la lista más votada se otorgará sólo a los partidos que logren superar el 40% de los votos, y no a las coaliciones que lo hagan. En caso de que ningún partido cuente con ese 40%, habrá una segunda vuelta que enfrentará a los líderes de las dos listas más votadas.

Además, la reforma aumenta de 27 a 100 el número de circunscripciones y cambia la forma en la que se otorgan los escaños. Hasta ahora cada circunscripción tenía atribuida una cantidad de escaños que se distribuía proporcionalmente según la votación de quienes están inscriptos en ella. Cuando entre en vigor la reforma -en 2016- los escaños también serán distribuidos según los resultados en la circunscripción, pero teniendo en cuenta también el resultado nacional en el cálculo. Varios de los opositores a la norma han señalado que esta modificación reduce la representatividad porque puede causar que un candidato a diputado que venza ampliamente en su circunscripción no entre a la cámara baja porque su partido no obtuvo los resultados suficientes a nivel nacional.

Los críticos también han señalado que esta reforma juega en contra de los partidos menores, ya que hace más difícil que lleguen al poder mediante alianzas con los partidos mayoritarios y fomenta un fuerte bipartidismo, que en otros países se está intentando quebrar.

La oposición en pleno rechazó la reforma. A sabiendas, Renzi utilizó un recurso por el cual si la reforma se rechazaba, caía su gobierno. Así, forzó a que la respaldaran al menos a los sectores menos convencidos del Partido Democrático.Pese a esto, un sector del oficialismo votó en contra, y los partidos opositores -entre ellos Forza Italia, de Berlusconi, y el Movimiento 5 Estrellas- se retiraron de la sala para manifestar su malestar con la propuesta y con la forma de votación.

“Qué amargura ver la Cámara de Diputados medio vacía. Así el compromiso del Partido Democrático con el país se hace cada vez más débil”, lamentó a través de Twitter el diputado oficialista Roberto Speranza.