Un tribunal argentino condenó a diez años de prisión al ex policía bonaerense Julio Torales por haber torturado en 2008 al adolescente Luciano Arruga en una comisaría. Cuatro meses después Arruga desapareció y en 2014 se encontró su cadáver enterrado como NN. Cuando fue liberado de su detención, en 2008, Arruga identificó a Torales como su agresor, y según argumentó en el juicio la familia, el joven vivió desde entonces con miedo a que lo volvieran a detener.