El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, logró crear un gabinete a poco menos de dos meses de las elecciones y a sólo 90 minutos del plazo que tenía para hacerlo. Se ha señalado que el nuevo gabinete es el más conservador desde la década de 1990 y que Netanyahu estará preso de los reclamos de la ultraderecha.

La votación que obtuvo Netanyahu en las elecciones del 17 de marzo llevó a pensar que lograría con holgura formar un gabinete dominado por su partido, Likud; sin embargo, le resultó bastante más difícil de lo previsto formar las alianzas necesarias para liderar un gobierno, en particular después de que el líder de Israel Beitenu, el ex canciller Avigdor Lieberman, anunciara que no formaría parte del gabinete.

Las circunstancias llevaron a que, para obtener la mayoría de 61 escaños en el Parlamento (de los cuales Likud tiene 30), Netanyahu tuviera que aliarse con dos grupos ultraortodoxos y el partido nacionalista Hogar Judío, entre otras formaciones. Ante los ultraortodoxos Shas y Judaísmo de la Torá (que tienen 13 escaños en total) Netanyahu se comprometió a demorar la aplicación de la ley aprobada en 2014 que obligaba a los judíos ultraortodoxos a cumplir con el servicio militar obligatorio, del cual estaban exonerados.

Se negoció con Hogar Judío hasta último momento. Esta formación, que rechaza la solución de los dos estados y defiende las colonias en territorio ocupado, se convirtió en la única opción de Netanyahu cuando Lieberman anunció que no se integraría a la coalición a sólo 48 horas de que venciera el plazo para formar gobierno. La última de las condiciones de Hogar Judío fue contar con la cartera de Justicia, una de las más codiciadas en Israel. En reiteradas ocasiones Hogar Judío ha sido crítico con la Corte Suprema, que ha emitido fallos adversos al gobierno que Netanyahu suele acatar. El máximo órgano judicial israelí falló varias veces en contra de la instalación de asentamientos en territorio palestino ocupado, una política que ha sido llevada adelante por Netanyahu y que es defendida por la mayoría de los grupos que integran el actual gabinete.

Pese a la presión de sus aliados, Netanyahu consiguió que la mayoría del gabinete (12 de 20 integrantes) estuviera en manos del Likud. Lo hizo gracias a una votación previa que permitió eliminar el tope de 18 ministros en el gabinete, que se había establecido hace sólo un año, con el argumento de que un número mayor representaba un Estado demasiado grande y costoso.

El nuevo gabinete contó con 61 votos a favor y 59 en contra en una sesión que, según informaron varios medios, estuvo marcada por las risas de la oposición cuando Netanyahu dijo: “Preservaremos nuestra seguridad y haremos todo lo posible a favor de la paz”.

Analistas consultados por agencias internacionales de noticias han señalado que este nuevo gabinete parece más enfocado en la seguridad que en la búsqueda de un acuerdo de paz con Palestina. También apuntaron que Netanyahu estará muy sometido a los pedidos de los partidos de la coalición, en especial si se juntan y amenazan con quitarle el mandato.

El profesor emérito de la Universidad Hebrea de Jerusalén Abraham Diskin dijo a la agencia AFP que este nuevo gabinete cuenta con un perfil más duro ante los palestinos, y en este sentido consideró que “es posible que los palestinos ganen más batallas diplomáticas” al tener menos respuesta desde Israel, aunque agregó: “Pero seguiremos perdiendo la guerra por la paz”.

El encargado de eventuales negociaciones con los palestinos será el ministro del Interior y vice primer ministro, Silvan Shalom, que respalda los asentamientos y se opone a un Estado palestino. Shalom pertenece al Likud y reemplazará a la líder de centro Tzipi Livni. Si bien Netanyahu se reservó para sí el cargo de canciller, el diario Jerusalen Post señaló que quien manejará la diplomacia en lo cotidiano será la viceministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Hotovely, que al igual que Shalom es contraria a la solución de dos estados y mantiene una relación cercana con varios líderes de los colonos.