Ante la negativa a recibirlos que han encontrado en varios países, cientos de migrantes de Bangladesh y rohingyas, integrantes de una comunidad perseguida en Birmania, que deambulan por las aguas del sureste asiático en barcos precarios, sin víveres, se enfrentan entre ellos. Mientras tanto, Naciones Unidas pide a los países del este de Asia que hagan algo.

“Si no son aceptados, no se puede simplemente empujarlos a los ríos, no se los puede empujar al mar. Son humanos”, dijo U Nyan Win, el vocero de la Liga Nacional para la Democracia, el partido de la líder opositora y premio Nobel de la Paz birmana, Aung San Suu Kyi, según el diario Myanmar Times.

La dirigente, que estuvo detenida por motivos políticos entre 1990 y 2010, es criticada desde que fue electa diputada en 2012 por no haber condenado las persecuciones en contra de esa minoría musulmana en su país, de mayoría budista. En octubre de 2012 negó, en una entrevista con el diario británico The Guardian, que el gobierno estuviera haciendo una “limpieza étnica”, tal como había denunciado en un informe la organización Amnistía Internacional, y esas declaraciones le valieron durísimas críticas dentro y fuera de su país.

A principio de mes se descubrió en Tailandia un gigantesco tráfico de personas, con cementerios y campamentos clandestinos. Fue en respuesta a esto que el gobierno de Bangkok cerró sus fronteras, hasta entonces porosas, y que sus vecinos Indonesia y Malasia también endurecieron su postura ante las redes de tráfico ilegal. Como consecuencia, los traficantes abandonaron a los migrantes en medio del mar.

Según dijo a la agencia de noticias AFP la vocera del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) Vivian Tan, hay 2.000 o más migrantes sufriendo hambre y expuestos a la violencia, desde hace varias semanas, en barcos frente a las costas de Birmania, aunque otras organizaciones humanitarias creen que podría haber 8.000.

“Han estado atrapados durante más de 40 días en al menos cinco barcos cerca de las costas de Birmania y Bangladesh”, dijo Tan. La vocera agregó que tienen datos que indican que sufren “falta de comida, deshidratación y violencia”.

“Solicitamos encarecidamente a los dirigentes de Indonesia, Malasia y Tailandia que protejan a los migrantes y refugiados bloqueados en navíos en el golfo de Bengala y en el mar de Andamán, que faciliten su desembarco en total seguridad y den prioridad a salvar vidas, proteger sus derechos y respetar su dignidad humana”, dice un comunicado de ACNUR y de la Organización Internacional para las Migraciones emitido ayer.

Sobrevivientes relataron que más de 100 personas murieron en enfrentamientos entre rohingyas de Birmania y migrantes de Bangladesh en un barco varado frente a las costas de Indonesia, todos hambrientos, y que ambos bandos disponían de hachas, cuchillos y barras de metal.

Desde el sábado, las autoridades y las organizaciones humanitarias no logran recibir noticias sobre un barco que fue filmado después de que fue rechazado por las autoridades de Malasia, con cientos de personas a bordo que no recibieron víveres desde entonces. Otros testimonios advierten que en una embarcación los hombres no dejaron comer a las mujeres más que los restos que ellos dejaban. Para hoy está prevista una reunión entre autoridades de Indonesia, Malasia y Tailandia para intentar coordinar acciones ante la crisis, y Birmania, que no les concede la nacionalidad a los rohingyas, dijo que si logran comprobar que son birmanos, los migrantes podrán regresar.