Una gran bandera con los colores del arcoíris ondeó el viernes en el ayuntamiento de la ciudad de San Francisco, donde a principios de 2004 se casaron 4.000 parejas gays por iniciativa del alcalde Gavin Newson. Ese mismo año, la Suprema Corte estatal de California les quitó validez a esos matrimonios, pero el cambio estaba en marcha.

Antes del fallo del viernes, de los 50 estados del país sólo 13 no permitían a las parejas del mismo sexo casarse (Arkansas, Georgia, Kentucky, Luisiana, Texas, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Missouri, Ohio, Mississippi, Michigan, Nebraska y Tennessee).

En estos estados, el fallo de la Suprema Corte motivó una oleada de casamientos, informó la agencia de noticias Efe. En la ciudad de Dallas, en Texas, la primera pareja fue la de Jack Evans y George Harris, que estaban juntos desde hace más de medio siglo. En su estado, uno de los más conservadores del país, donde 76% de la población votó en contra del matrimonio gay en un referéndum, pese al fallo de la corte, las resistencias se mantenían. Greg Abbott, el gobernador de Texas, lamentó que cinco jueces del tribunal “hayan impuesto a todo el país” su opinión.

El juicio de cada uno

De los nueve jueces del tribunal, cinco votaron a favor y cuatro en contra de la legalización. La mayoría interpretó que la Constitución ampara a las personas que quieren casarse con alguien de su mismo sexo. En el sistema legal estadounidense, el fallo sienta jurisprudencia y tiene el efecto de quitarles a los estados la posibilidad de impedir esas uniones.

Votaron a favor de la legalización Sonia Sotomayor (católica divorciada, la primera latina de la Suprema Corte, designada por el presidente demócrata Barack Obama), Elena Kagan (progresista, defensora del matrimonio homosexual y también designada por Obama), Ruth Bader Ginsburg (defensora de los derechos de las mujeres y de los homosexuales, designada por el presidente demócrata Bill Clinton), Stephen Breyer (considerado de centro y designado por Clinton) y Anthony Kennedy (católico y designado por el presidente republicano Ronald Reagan).

Se pronunciaron en contra John Roberts (católico, casado con una activista contra el aborto y designado por el presidente republicano George W Bush), Antonin Scalia (católico, conservador y designado por Reagan), Samuel Alito (católico y designado por Bush) y Clarence Thomas (católico divorciado, conservador, designado por el presidente republicano George HW Bush, y el único juez negro de esa corte).

Algo en común

Cuatro de los cinco jueces designados por presidentes del Partido Republicano votaron contra esta legalización y quedaron así en sintonía con la posición de esa organización política, que cuestionó el fallo en bloque. “Creo que la Suprema Corte debería haber permitido que los estados tomaran su decisión”, dijo el precandidato a presidente Jeb Bush (hijo del presidente George HW y hermano del presidente George W), que encabeza las encuestas entre los republicanos para las elecciones de 2016. Una posición similar a la suya manifestaron varios republicanos. Otros fueron más duros.

Mike Huckabee, uno de sus rivales por la candidatura republicana a la presidencia, dijo que el fallo es un ejemplo de “tiranía judicial” y agregó: “Esta decisión no es sobre igualdad matrimonial, es sobre redefinir el matrimonio. El Tribunal Supremo no puede revocar la ley de la gravedad ni las leyes de la naturaleza y de Dios sobre el matrimonio”.

Marco Rubio, otro competidor de Bush en la interna republicana, dijo que el matrimonio es “la unión de un hombre y una mujer”, y que el próximo presidente del país debería nombrar nuevos jueces de la Suprema Corte que apliquen la Constitución “como está escrita y como se entendió originalmente”.

La excepción, según informó la agencia Efe, fue el senador republicano Rob Portman, que tiene un hijo gay y que matizó: “Como padre doy la bienvenida a esta decisión, pero hubiera preferido que el problema se hubiera resuelto mediante un proceso democrático en los estados”.

La legalización del matrimonio homosexual, apoyada por 57% de los estadounidenses (según una encuesta del Pew Center), quedó así distanciada de la oposición republicana y asociada al oficialismo demócrata. La Casa Blanca se embanderó literalmente con este cambio. La fachada del edificio fue iluminada con los colores del arcoíris para celebrar la legalización.

Algo nuevo

“A menudo el progreso llega poco a poco, a veces se dan dos pasos adelante, a veces se da un paso atrás, empujado por el esfuerzo persistente de entregados ciudadanos. Pero a veces hay días como éste, cuando ese esfuerzo lento y sostenido es recompensado con la justicia que irrumpe como un rayo”, dijo Obama al conocer el fallo de la corte.

Sin embargo, antes de este festejo, Obama no era un defensor del matrimonio homosexual. Recién después de que su vicepresidente, Joe Biden, se pronunció a favor de esas uniones hace tres años, Obama las apoyó. “He concluido que para mí es importante afirmar que creo que las parejas del mismo sexo deberían poder casarse”, dijo en 2012.

Aquel pronunciamiento -que llegó recién cuando llevaba tres años en la Casa Blanca- marcó una ruptura, porque fue el primero de un presidente estadounidense a favor del matrimonio gay. Incluso el anterior presidente demócrata, Clinton, estuvo en las antípodas de esa declaración y promulgó en 1996 la Ley de Defensa del Matrimonio, que prohibía al gobierno federal reconocer matrimonios entre personas del mismo sexo. En 2013, otro fallo de la Suprema Corte declaró inconstitucional una parte de aquella ley, la que impedía que el gobierno del país reconociera beneficios fiscales a personas que se casaron en estados en los que el matrimonio gay era legal.

En los últimos años, los cambios que se registraban en la sociedad comenzaban a ser reconocidos por los políticos y los jueces. Según recordó Efe, cuando Obama asumió, el matrimonio gay era legal en dos estados, y desde entonces otros 35 se sumaron antes del fallo del viernes.

“Quién hubiera dicho hace tan sólo cinco años que esto iba a suceder, pero ha sucedido”, dijo el gobernador de California, Jerry Brown, el viernes. Para el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, esto supone “un gran paso adelante para los derechos humanos”.

Ayer, en el Día del Orgullo Gay, los cambios en Estados Unidos estaban presentes en las manifestaciones que se organizaron en diversos países. En la ciudad de Nueva York el festejo fue masivo, con cientos de miles de personas en la Quinta Avenida. Antes del desfile, el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, afirmó: “Éste es un día de orgullo para Estados Unidos, porque pone de manifiesto uno de los principios que hacen a este país tan especial y dice: ‘hoy tratamos a la gente igual de forma igual’”.

Cuomo casó ayer a la pareja formada por David Contreras y Peter Thiede delante del Stonewall Inn, el bar del Greenwich Village recién declarado monumento histórico. En ese lugar, que era un centro de reunión de la comunidad gay, el 28 de junio de 1969 la Policía detuvo a un grupo de personas y dio paso a varios días de protestas. En la fachada del edificio se leía ayer una pancarta que decía “donde el orgullo comenzó”, y allí se concentraron el viernes los festejos neoyorquinos por el fallo judicial.