Las primeras votaciones fueron a fines de mayo. En ellas se aprobaron el fin de la reelección a los cargos de presidente, gobernador y alcalde, y la habilitación de las donaciones privadas a los partidos políticos en campañas electorales, pero no a los candidatos, algo que es posible actualmente; por otra parte, se rechazó una propuesta para que el voto dejara de ser obligatorio.
La votación continuó en la Cámara de Diputados y se aprobó, por ejemplo, un artículo que establece que los mandatos de prácticamente todos los cargos electos sean de cinco años, incluidos el de presidente y diputados, que actualmente es de cuatro años, y el de senadores, que es de ocho.
Uno de los cambios aprobados en estos días refiere a la fidelidad partidaria, un punto caliente en la democracia brasileña, donde los candidatos al Congreso se presentan a las elecciones en el marco de un partido, aunque son electos de forma directa. Este sistema electoral tiene entre sus consecuencias que la disciplina partidaria sea prácticamente inutilizable, que no haya una adhesión importante con las propuestas presentadas por los partidos en la campaña y que los congresistas cambien rápidamente de partido al considerar que sus bancas son suyas y no de sus partidos, porque los votos fueron a ellos y no a sus sectores. La norma aprobada cambia esta realidad y establece la pérdida de mandato para quienes abandonen el partido por el que fueron electos.
También se aprobó un artículo que facilita la presentación de proyectos de ley por iniciativa popular. Actualmente para presentarlos son necesarias las firmas de 1% del electorado, repartido en cinco estados. La modificación propone que sean necesarias 500.000 firmas, también repartidas entre cinco estados.
También hubo artículos rechazados. Uno de ellos fue el que creaba la figura del senador vitalicio, reservada para los ex presidentes, con voz pero sin voto. Otro de los rechazados fue el artículo que establecía la cuota femenina para las próximas tres legislaturas en las cámaras federales y estaduales.
El texto se proponía garantizar que en la próxima legislatura haya 10% de mujeres, la siguiente 12% y la otra 15%. Actualmente las mujeres representan 9,9% de la Cámara de Diputados y 16% de la de Senadores. La propuesta fue presentada por la Bancada Femenina del Congreso brasileño, integrada por 13 senadoras y 51 diputadas, que cuando presentaron la iniciativa, en mayo, aseguraron que no votarían la reforma política si no se incluía algún mecanismo para favorecer la presencia de mujeres en el Congreso.
Quedan sólo tres artículos de la reforma política sin votar y estaba previsto que fueran tratados anoche o en el día de hoy. Tras esa última votación el proyecto será tratado por segunda vez en la Cámara de Diputados, en julio, y luego se enviará a la Cámara de Senadores.