Tranquilo Favero es un brasileño que tiene miles de hectáreas de tierra en Paraguay. Muchas de ellas se concentran en el distrito de Ñacunday, en el departamento de Alto Paraná. Allí es dueño de 52.942 hectáreas, 62% de las 85.000 que tiene el municipio. Favero ha elogiado a la dictadura de Alfredo Stroessner, de quien era amigo, y se dice que gran parte de sus tierras las obtuvo de manera ilegal gracias a esa amistad.

En julio de 2014 varios senadores de izquierda presentaron un proyecto de ley para expropiarle 11.681 hectáreas y entregarlas al Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert). El proyecto se respaldó en una investigación que confirmó que desde la década de 1970 la mayoría de esas hectáreas (11.141) son del Estado y ya no de Favero. Tras varios meses de espera, el texto fue aprobado en el Senado a fines de mayo, y desde ese entonces genera polémica.

El gobierno de Cartes rechazó el proyecto, al que calificó de “irresponsable” y “populista”, al igual que los empresarios, que lo consideraron una medida “irracional” y acusaron al Senado de cometer “abuso de poder”.

Los campesinos del lugar, reunidos en la Comisión Vecinal Sintierra Santa Lucía, manifestaron que no es necesario que el Estado expropie 11.681 hectáreas, ya que 11.141 de ellas pueden ser obtenidas de forma gratuita porque son propiedad del Estado. Señalaron que lo que haría el Estado sería recuperarlas.

En la zona hay varios asentamientos de campesinos que permanecen en carpas esperando obtener tierras; se les denomina “carperos”. Uno de los dirigentes de la comisión, Alcides Villalba, recordó que desde 2013 hay una resolución del Indert para hacer trabajos en la zona con el fin de distribuir esas tierras. Sin embargo, el Indert no avanzó en ese sentido. Los carperos ya anunciaron que ocuparán algunas de las hectáreas en cuestión para presionar por la aprobación del proyecto de ley.

Fallos y tierras

La Corte Suprema de Justicia paraguaya informó ayer que fue rechazado un recurso que buscaba impedir la expropiación de 14.404 hectáreas de tierra a favor de la comunidad indígena Sawhoyamaxa. Esta comunidad cuenta con un fallo favorable de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por haber sido expulsada de sus tierras ancestrales por el empresario alemán Heribert Roedel sin que el Estado intercediera.

Tras ese fallo, se aprobó una ley para expropiar y devolver esas tierras, contra la cual las empresas de Roedel presentaron el recurso rechazado ayer.

El abogado de los indígenas, Óscar Ayala, dijo que espera que ahora las empresas que ocupan esas tierras comiencen a retirarse voluntariamente y que el Estado cumpla con otra parte del fallo internacional, que establece que debe darle a la comunidad un fondo de desarrollo de un millón de dólares.

También fue crítico con el proyecto el presidente del Indert, Justo Cárdenas, quien aseguró que con éste el Estado se ve obligado a pagar una “millonada” para hacerse con esas tierras. Dijo que es “irracional” avanzar con la expropiación, porque no existe un censo que releve quiénes serían los beneficiarios de esas tierras y porque no hubo participación del instituto en la redacción del proyecto de ley.

“Las estadísticas nos dicen que en nuestro país tenemos más de 300.000 campesinos sin tierras. [Decir que no hay beneficiarios para estas tierras] es una tomadura de pelo y un insulto a la inteligencia de los paraguayos”, aseguró el dirigente del Frente Guasú Ramón Duarte, uno de los pocos diputados que respaldan el proyecto de ley.

En el fondo

En la Cámara de Diputados, que ahora tiene que tratar el proyecto, éste no fue bienvenido por la bancada del oficialista Partido Colorado. Algunos de sus integrantes manifestaron que el Senado lo había aprobado sólo para perjudicar a Cartes. De hecho, en la cámara alta el proyecto fue aprobado por las bancadas de izquierda y un sector del Partido Colorado que es contrario al gobierno de Cartes.

Este sector solía acompañar los proyectos del Ejecutivo pese a su oposición a Cartes, pero esto parece haber cambiado a raíz de la intromisión del presidente en la interna del partido, que elegirá sus autoridades el viernes 26. Cartes se pronunció a favor del diputado Pedro Alliana, quien lidera en la cámara baja el sector favorable al “cartismo”, lo que molestó a sus correligionarios en el Senado.

Esto derivó en la conformación de una nueva mayoría en la cámara alta -integrada por los colorados disidentes, formaciones de izquierda y un grupo del Partido Liberal Radical Auténtico- que ha impulsado e incluso aprobado iniciativas contrarias a la agenda del Ejecutivo. Entre éstas se encuentran el aumento de 20% en los impuestos al tabaco (la venta de cigarrillos es uno de los principales rubros de las empresas del Grupo Cartes, que preside el mandatario); la modificación de la Ley de Alianza Público-Privada, que era una de las medidas estrella del presidente Cartes; y las gestiones para aumentar el impuesto a la soja y el inmobiliario que pagan las tierras rurales.

Ante esta situación en el Senado, los diputados colorados se presentan como “garantes” de la voluntad del Ejecutivo. Se reunieron con varios sojeros representantes del sector y les garantizaron que rechazarán el proyecto que expropia las tierras de Favero. También se comprometieron a impedir que se aumente el impuesto inmobiliario y el de la soja. Esos mismos representantes se reunieron con Cartes para manifestarle su preocupación por la división entre ambas cámaras y pidieron que “las peleas políticas no perjudiquen al país”.

Ayer la Unión de Gremios de la Producción publicó una solicitada en varios medios en la que exhorta “a ambas cámaras a evitar el ejercicio impropio del poder, aprovechando una coyuntura política para la construcción de mayorías circunstanciales, en detrimento de los fundamentos constitucionales que rigen la vida” del país.

Varios senadores colorados disidentes reaccionaron ayer contra esta solicitada y contra el rechazo de varios diputados colorados al proyecto de expropiación de tierras de Favero. Uno de esos senadores, Enrique Bacchetta, dijo que estos diputados buscan “congraciarse con el presidente”, y uno de sus correligionarios, Silvio Ovelar, agregó: “Siempre van a defender a los agremiados, los que tienen tierra quieren seguir teniendo más tierras”.