El Talibán atacó ayer el Parlamento afgano, en una demostración de fuerza que dejó dos civiles muertos -un niño y una mujer que se encontraban en la zona- y 31 heridos. También murieron siete atacantes de las milicias de ese movimiento. El asalto duró dos horas, de acuerdo con la agencia de noticias Reuters, y empezó cuando comenzaba la sesión en la que la cámara baja iba a votar la designación de Masoum Stanekzai como nuevo ministro de Defensa. Una fuerte explosión llenó de humo y vidrios el hemiciclo y causó pánico entre los parlamentarios, aunque ninguno de ellos resultó herido.

Según citó Reuters, el vocero del Talibán, Zabihullah Mujahid, reivindicó el atentado y dijo que fue dispuesto porque “había una reunión importante para presentar al ministro de Defensa del país”.

“Se produjeron diez explosiones que causaron importantes bajas y tuvo lugar un enfrentamiento”, escribió Mujahid en Twitter, según informó la agencia de noticias Efe, aunque los parlamentarios reportaron haber oído unas cuatro explosiones.

El Talibán suele lanzar una ofensiva en esta época del año, en coincidencia con el mes de ayuno musulmán, el Ramadán, y a esto se suma que el movimiento está ahora enfrentado a los también jihadistas del grupo Estado Islámico, que tiene base en Siria e Irak, pero apunta a extender su área de influencia.

El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, condenó el atentado en un comunicado en el que dijo que estas acciones “terroristas” contra “inocentes” durante el Ramadán son actos contra el islam. Ghani había acusado al Talibán de intentar usar la violencia para tener mayor incidencia en los contactos que comenzaron en mayo entre representantes de este movimiento y del Alto Consejo para la Paz afgano en busca de una negociación. El presidente advirtió que responderá “a la guerra con guerra” y afirmó: “Quieren que entablemos conversaciones de paz desde una posición de debilidad”.

También el gobierno de Pakistán manifestó su condena al ataque en un comunicado y dijo que “el terrorismo es el enemigo común” de los dos países. Gani le pidió ayuda en su momento a Pakistán para lograr que el Talibán aceptara negociar, y además ha reclamado que ese país detenga a los líderes de ese movimiento. Afganistán acusa desde hace años a Pakistán de intentos de desestabilización por su apoyo y tolerancia a los islamistas radicales.

El ataque al Parlamento se sumó a una serie de emboscadas gracias a las cuales ayer el Talibán controlaba dos distritos en la provincia de Kunduz en el norte. Esto reaviva las dudas sobre la capacidad de las fuerzas de seguridad locales -entrenadas por la OTAN- para enfrentar a esos combatientes. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que el ataque al Parlamento es un “atentado contra la democracia”, e insistió en que las fuerzas de seguridad y los ciudadanos de Afganistán cuentan con el apoyo de esa alianza. Afirmó que éste será uno de los temas de la reunión de ministros de Defensa prevista para mañana y el jueves, día en que está previsto que participe el ministro afgano.