La disminución de la desigualdad, una de las principales banderas del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, es un asunto en discusión. Según un estudio que publicó el lunes el diario Folha de São Paulo y que fue realizado por tres investigadores de la Universidad de Brasilia (UB), esa meta está lejos de ser alcanzada. La investigación concluyó que la concentración del ingreso permaneció sin cambios de 2006 a 2012.

El dato reciente señala que el coeficiente de Gini -una medida usada para medir la desigualdad y que indica mayor concentración del ingreso cuanto más cercano a 1 sea el valor del indicador- pasó de 0,696 en 2006 a 0,698 en 2009 y luego se situó en 0,690 en 2012, lo que implica una reducción de menos de 1% en seis años.

Citado por Folha, Marcelo Medeiros, uno de los autores del estudio, dijo que este trabajo “mostró que la desigualdad en Brasil es mayor de lo que se creía. Y también que la desigualdad permaneció estable de 2006 en adelante”. Sin embargo, los resultados de esta investigación son diferentes de los que obtuvo el Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (IPEA), una fundación pública federal vinculada con la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la República, que en el trabajo titulado “La década inclusiva” señala que “no hay en la historia brasileña, estadísticamente documentada desde 1960, nada similar a la reducción de la desigualdad de ingresos observada desde 2001”.

La diferencia entre los resultados de los dos trabajos proviene de los datos utilizados. La investigación de la UB aplicó una metodología que gana fuerza a partir de los trabajos del economista francés Thomas Piketty y que se concentra en las declaraciones del impuesto a la renta de las personas físicas del 10% más rico de la población. Los autores combinaron esas declaraciones con los datos de la Pesquisa Nacional por Amostras de Domicílios (PNAD) de 2001 a 2011 para el restante 90% de la población. Los investigadores destacan que en la medida en que las ganancias de la persona jurídica no están incluidas en la declaración del Impuesto a la Renta, los ingresos de los más ricos están subestimados. La diferencia con el estudio anterior del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística radica en que los coeficientes de Gini obtenidos por los investigadores de la UB usan la renta bruta para ese 10% más rico de la población, mientras que los datos obtenidos a partir de la PNAD se refieren al ingreso familiar per cápita de una muestra de la población.

La investigación de la UB afirma que, a pesar de que la desigualdad no disminuyó, las condiciones de los más pobres mejoraron. “No hay duda de que la renta de los más pobres aumentó entre 2006 y 2012, pero la desigualdad y el nivel de vida son cosas diferentes”, dijo Medeiros.

Por su parte, Márcio Pochmann, ex presidente de IPEA, reafirmó que la desigualdad disminuyó, y destacó que los más pobres tuvieron un crecimiento del ingreso más acelerado que el resto de la población en el período de análisis. “Todos ganaron, unos más que otros. Los más pobres crecieron más que la media porque tuvieron mejores empleos, el salario mínimo subió y tuvieron el [programa social] Bolsa Familia”, afirmó.

Pero para la investigación de la UB, la mitad más pobre de la población se quedó sólo con 11% del “resultado del crecimiento entre 2006 y 2012, mientras que el 1% más rico se quedó con 28%”. El trabajo de los investigadores de la UB agrega: cada persona de “esa pequeña elite formada por el 1% más rico de la población” se apropió de una fracción 127 veces mayor del crecimiento que las personas de la mitad más pobre del país.

La divulgación de la investigación fue acompañada por el diario Folha de otra nota que indica que, a pesar de la “modernización” de la economía brasileña en las últimas décadas, el ascenso social en el país “continua siendo algo raro”, y señala que la mejora en el nivel de ingreso y en los años de escolaridad no es suficiente “para promover a una persona a un estrato más alto que el de la generación anterior”.

“El hijo de un agricultor trabaja en un supermercado. Gana mejor, pero su posición en la pirámide social tiende a ser muy parecida a la del padre”, dijo a ese diario el economista Francisco Ferreira, del Banco Mundial (BM). Este organismo señaló en 2013 que Brasil es uno de los países donde existen menos oportunidades económicas, es decir, menos posibilidades de modificar la posición social en relación con el resto de la población. El organismo destaca que los dos factores más determinantes del ascenso social son la condición socioeconómica de la familia de origen y la escolaridad, y que en esto último influye la capacidad de las familias de mandar a los hijos a las escuelas de más calidad.

Ferreira alertó sobre el riesgo de que las personas que salieron de la pobreza en los últimos años vuelvan a la condición anterior debido al actual estancamiento de la economía. Según un estudio del BM de 2013, el consumo aumentó, pero las personas no tienen una situación estable debido a que, en general, no adquirieron propiedades. Pochmann, de la Universidad de Campinas y presidente de la Fundación Perseu Abramo -ligada al PT-, opina de manera semejante y afirmó que es erróneo considerar “nueva clase media” al grupo de trabajadores cuyas condiciones de vida mejoraron recientemente. Según Pochmann, el grueso de esa población emergente es una clase trabajadora con mejor nivel de vida, pero que aún no tiene capacidad de ahorro.