La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, tiene previsto mantener hoy una reunión de trabajo con su par estadounidense, Barack Obama, durante una visita oficial a Washington que había sido fijada para octubre de 2013. Ese año, Rousseff la dejó en suspenso para manifestar el malestar que causó en su país el espionaje estadounidense a Petrobras y a ella misma, revelado por el ex espía Edward Snowden.

Aquellas tensiones fueron el tema de una conversación “franca” durante la Cumbre de las Américas de abril, según informó el gobierno estadounidense. “Creo que esta visita verdaderamente indica hasta qué punto hemos pasado página y estamos avanzando”, dijo el asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, informó la agencia de noticias Efe. Anoche los dos presidentes tenían previsto cenar juntos en la Casa Blanca.

Está previsto que en el encuentro de hoy Obama y Rousseff hablen sobre cambio climático, educación, defensa y en particular acerca del comercio bilateral. Los dos países “intercambian 100.000 millones de dólares anuales en comercio, el doble que hace diez años”, y Estados Unidos tiene voluntad de duplicar otra vez ese número, dijo el integrante del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Mark Feierstein.

“Somos optimistas sobre nuestra capacidad de aumentar nuestro nivel de cooperación, y eso significa cooperación entre los gobiernos y los empresarios”, dijo Rousseff ayer en Nueva York, donde comenzó su visita. Se refirió a una “fase de construcción” en su país, al que trata de encaminar hacia un nuevo ciclo de “expansión del crecimiento”. Recordó que con este fin lanzó un plan de inversión e infraestructura, con obras que serán ofrecidas a empresas privadas, que asciende a 64.000 millones de dólares, y dijo que su intención es “trabajar junto con el presidente Barack Obama” para aumentar las relaciones comerciales de los dos países.