Los líderes de los siete países poderosos que conforman el G7 -Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Canadá- concluyeron ayer su cumbre anual en el palacio de la localidad alemana de Elmau. Por segundo año consecutivo, el G8 fue un G7, debido a que Rusia fue excluida por su anexión de la península de Crimea, que pertenecía a Ucrania.

El documento final del encuentro destaca que este año es clave para “el futuro de nuestro planeta”, y recuerda que hay encuentros cruciales previstos de acá a fin de año, entre ellos una cumbre de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) prevista para el 29 de junio, la Asamblea General de la ONU en setiembre y, sobre todo, la cumbre COP21 sobre el clima prevista para diciembre en París.

El texto final de la cumbre apostó a que COP21 desemboque en compromisos concretos, con valor “legal”, y señaló que éstos deben apuntar a que “todos los países” tomen medidas “en línea con el objetivo global de mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de 2 °C”. Además, los líderes abogaron por que antes de 2050 se logre una reducción de la emisión mundial de gases de efecto invernadero de entre 40% y 70% respecto de los niveles de 2010.

Respecto a la situación económica internacional, el primer punto desarrollado en el documento, los siete líderes señalan que algunas economías se están recuperando desde la última reunión que mantuvieron, pero reiteran la necesidad de crear más puestos de trabajo. En ese marco no pudo faltar una mención a la situación financiera de Grecia. Al respecto, el presidente estadounidense, Barack Obama, pidió “flexibilidad” tanto a Grecia como a sus acreedores (la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional), al tiempo que pidió a Atenas que haga reformas “no sólo para satisfacer a sus acreedores internacionales, sino en favor de los propios griegos”. A su vez, la canciller alemana, Angela Merkel dijo que “no queda mucho más tiempo” para un acuerdo y que Grecia debe adoptar medidas para seguir recibiendo ayuda.

Otro punto clave fue la crisis con Moscú por la situación en Ucrania. El documento final de la cumbre advierte a Rusia sobre nuevas sanciones y deja claro que el presidente Vladimir Putin no volverá a ingresar por el momento al grupo que solía ser de los 8.

Los siete dirigentes dejaron clara su coincidencia en que las sanciones a Rusia deben estar “claramente vinculadas” con la “implementación completa” de los acuerdos de paz alcanzados en Minsk entre Moscú y Kiev y también con el respeto de la soberanía de Ucrania. El texto señala que las sanciones pueden levantarse cuando Moscú “cumpla con sus compromisos”, y que también “están listos” para endurecerlas si es necesario. Además, el texto reclama a Rusia que detenga “su apoyo transfronterizo a las fuerzas separatistas ucranianas” y use su influencia sobre éstas para lograr que cumplan con los acuerdos.

De cara a la Asamblea General de la ONU de setiembre, en la que se debe acordar la Agenda Post 2015 que sustituirá los Objetivos del Milenio, el G7 apunta a que 500 millones de personas dejen de sufrir hambre y malnutrición antes de 2030. Por último, señalaron que es una necesidad impulsar la participación de las mujeres en la economía, porque es un factor de reducción de la pobreza y la desigualdad.