La ofensiva que Israel llevó adelante contra la franja de Gaza el año pasado -y las respuestas de grupos armados palestinos, entre ellos Hamas- causaron la muerte de 2.251 palestinos, de los cuales 2.013 eran niños o civiles. También murieron 73 israelíes, 67 soldados y seis civiles, indicó el informe. En su página web, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF por sus iniciales en inglés) aseguran que mataron a 750 “terroristas”.

La investigación fue llevada adelante por un grupo de investigadores independientes que estuvieron liderados por William Schabas hasta febrero, cuando el jurista canadiense renunció, debido a que Israel cuestionó la investigación señalando que Schabas hizo en 2012 un trabajo de asesoramiento a la Organización para la Liberación Palestina. Desde la renuncia de Schabas el grupo fue liderado por la estadounidense Mary McGowan Davis.

El informe señala que en el último conflicto hubo un “fuerte aumento” de la capacidad de fuego que llevó a una destrucción y un sufrimiento sin precedentes. Los investigadores piden a Israel que explique por qué no modificó su forma de seleccionar los objetivos de los ataques, incluso después de que en varias oportunidades causó la muerte de numerosos civiles con su “amplio uso de armas letales”. Según expuso McGowan en la presentación del informe, “los mandos tendrían que haber hecho algo para detener esas muertes y no lo hicieron”.

En este sentido, la comisión dice que entiende “el dilema” de las IDF, que si informan acerca de por qué un edificio de viviendas es considerado un objetivo militar, por ejemplo, podrían poner en riesgo a sus fuentes, pero le exige que haya algo de información. El informe cita a un oficial israelí que dijo que “con frecuencia es extremadamente difícil entregar evidencia que demuestre exactamente por qué determinada estructura fue dañada”, para luego explicar que la evidencia al respecto queda destruida en el mismo ataque, sin posibilidad de que sea recuperada.

Por otra parte, en el informe se acusa a Israel de haber cometido violaciones a los derechos humanos en Cisjordania mientras se llevaba adelante la misión Margen Protector en Gaza. En el marco de éstas murieron 27 palestinos y 3.020 resultaron heridos, agrega, y condena “la práctica de usar armamento real como método de dispersar manifestaciones”.

Pero las críticas no apuntan sólo a Israel. “La imposibilidad de los grupos armados palestinos de dirigir los cohetes a objetivos militares” en Israel hizo que la comisión no excluyera “la posibilidad de que el ataque indiscriminado con cohetes constituya un acto de violencia cuyo objetivo primario era propagar terror en la población civil”. Además, en el informe se denuncian las ejecuciones extrajudiciales de palestinos por su presunta colaboración con Israel.

McGowan reprochó a ambas partes por la impunidad en la que han quedado los delitos denunciados en el informe, y en particular cuestionó que Israel no haya removido a los responsables de las fuerzas de seguridad pese a las “potenciales violaciones a la ley humanitaria” que podrían haber cometido.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que el informe “es sesgado” y reiteró que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que ordenó la investigación, hace “de todo menos proteger los derechos humanos”. Por su parte, Hamas celebró “las condenas […] por los crímenes de guerra cometidos por la ocupación israelí”, sin hacer referencia a las acusaciones que pesan en contra de los grupos armados palestinos, entre los cuales está incluido. Además, aseguró que este informe “requiere el siguiente paso”, que sería “llevar a los líderes de la ocupación [israelí] ante la Corte Penal Internacional”.