Hoy comienza una nueva ronda de negociaciones entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Esta ronda estuvo precedida por los ataques del Ejército y de las FARC, que causaron muertes en ambos bandos, y también por el nuevo respaldo internacional que recibió el diálogo.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, realizó una gira por varios países europeos, en los cuales recibió apoyo por los esfuerzos que está haciendo su gobierno para lograr la paz. En el Vaticano visitó al papa Francisco, que le dijo al gobernante: “Es la persona por la cual más he rezado: mucho, mucho, por el proceso de paz”. Santos también se reunió en su gira con los primeros ministros de Suecia y Noruega.

En los diferentes destinos, el presidente colombiano hizo declaraciones acerca del proceso de paz. En Suecia criticó los ataques de las FARC, que “debilitan la confianza de la gente en el proceso de paz”. En Noruega (que es uno de los países garantes de ese proceso), Santos dijo que es necesario “intensificar las conversaciones” para llegar a un acuerdo “lo antes posible”, ya que mientras éste no sea alcanzado no aplicará un alto el fuego bilateral.

Mientras Santos hacía estas declaraciones, el dirigente de las FARC Timoleón Jiménez, alias Timochenko, aseguraba mediante un comunicado: “Se puede acordar y firmar un cese del fuego bilateral desde ya. Ésa sería la mejor forma de propiciar una efectiva reconciliación”.

Los desencuentros en este punto no son nuevos, pero adquieren más relevancia desde que terminó, a mediados de abril, el alto el fuego que habían declarado las FARC en diciembre y el del gobierno, que comenzó en marzo. La oposición está abocada a explotar políticamente el impacto que causa cada atentado de las FARC, y en estas últimas semanas la relación entre el gobierno y las FARC vuelve a estar marcada con la palabra “guerra”, que desplaza a “negociaciones.