“Creo que todos los mexicanos tenemos que hacerle un monumento al Chapo, porque de un plumazo y de manera transparente, demuestra el tamaño de la corrupción del Estado mexicano”, dijo ayer el obispo de Saltillo y activista por los derechos humanos Raúl Vera acerca de la fuga del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán Loera del penal de alta seguridad El Altiplano. “Todos los defensores de derechos humanos hacemos lo posible por mostrar la corrupción de los organismos, de la institución política mexicana, y el Chapo, magistralmente, lo logra”, agregó, según citó el diario La Jornada.

Conclusiones parecidas a las de Vera se repetían ayer en los medios mexicanos, en momentos en los que el gobierno de Enrique Peña Nieto intenta superar diversas crisis ante la opinión pública, desde la desaparición de 43 estudiantes en Iguala hasta los cuestionamientos vinculados con el patrimonio de la familia del presidente.

Diarios con distintas líneas editoriales recordaron que no es la primera vez que el Chapo se escapa de una cárcel -lo había hecho en 2001-, y, por lo tanto, las autoridades estaban advertidas de que ese riesgo existía. Quien fue por años el delincuente más buscado por México, por el que se ofrecieron recompensas millonarias, permaneció menos de un año y medio preso.

La captura del Chapo, en febrero de 2014, “fue un gran logro, porque cada día que seguía libre aumentaba la leyenda del personaje, crecía su importancia simbólica, porque habiendo desafiado al Estado mexicano, triunfaba al final”, decía ayer el editorial del diario El Universal. Señalaba también que “sería ingenuo” pensar que en su escape no hubo “colusión y negligencia”, y que “de otra manera no se explica la fuga de quien debió ser el reo mejor vigilado en todo el país”. Debajo de las duchas de la cárcel se encontró un túnel de un kilómetro y medio, de 1,70 metros de alto, con luz eléctrica y ventilación, que llevaba al exterior del penal.

El editorial de La Jornada decía que este episodio dejó en evidencia “una completa pérdida de control en el penal de El Altiplano y sus alrededores por parte del gobierno”. Agregaba que “no puede comprenderse de otra manera” una fuga “por medio de un trabajo de ingeniería que no puede calificarse sino de monumental, y que necesariamente requirió de una vasta operación de inteligencia, de infiltración en la estructura administrativa de la cárcel, de supresión de los mecanismos de vigilancia”. El periódico afirmó que “el escape de Guzmán Loera constituye un golpe demoledor a la credibilidad de por sí mermada de las instituciones y de sus más altos mandos”.

Al igual que muchos actores políticos en México, La Jornada cuestionó la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de continuar su visita a Francia después de conocer esta noticia. El opositor Partido Acción Nacional exigió en un comunicado la captura del Chapo, “quien se fugó mientras el presidente y casi todo su gabinete se encuentran fuera del país”. También Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento Regeneración Nacional, pidió que Peña Nieto volviera de Francia para ocuparse de este asunto o “cuanto menos que renuncie todo el gabinete de seguridad”, citó la agencia de noticias Efe.

A su vez, el Partido de la Revolución Democrática manifestó que “la captura [del Chapo], que era presumida como uno de los mayores logros de esta administración, ha quedado en nada más que una pifia”, y que “el gobierno de Peña Nieto sigue sumando cuestionamientos fundados a su desempeño”, en particular en cuanto “al combate a la delincuencia organizada y su capacidad de infiltración dentro de los aparatos” que imparten justicia.

Las noticias vinculadas con la fuga del Chapo no ayudan a Peña Nieto a aplacar las críticas. Ayer la agencia de noticias AP informó que la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, estaba al tanto de distintos planes de fuga anteriores de Guzmán y su entorno. Los primeros eran de marzo de 2014, financiados por su cártel de Sinaloa. Otro plan, de diciembre, incluía también la liberación del líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño. De acuerdo con AP, la DEA comunicó esta información a las autoridades de México.

Además, en uno de los documentos de la DEA se afirma que el Chapo daba órdenes a su hijo y otros integrantes del cártel mediante sus abogados y “posiblemente a través de un celular proporcionado por guardias corruptos”. Se supone que el hijo del Chapo, Iván Guzmán Salazar, quedó a cargo del cártel.

Ayer varios medios informaban acerca de mensajes publicados en Twitter, supuestamente escritos por Iván y Alfredo, otro hijo del Chapo, que anunciaban la fuga. “A mi Apá no más le pega la gana y se fuga de la prisión”, decía un tuit del domingo. En otro, publicado cinco días antes, se afirma que “todo llega para quien sabe esperar”, y uno anterior, de mayo, prometía que “el general [el Chapo] pronto estará de regreso”. Sin embargo, no está confirmado quién escribió esos textos.

Desde la fuga, que ocurrió en la noche del sábado, fueron detenidos 31 empleados de la cárcel, y estaba previsto investigar a todos los visitantes que tuvo Guzmán desde que ingresó a El Altiplano. Mientras tanto, las autoridades seguían sin capturarlo, y las bandas de narcocorridos agregaban esta proeza del Chapo a su repertorio.