Pueden pasar meses para que se haga una evaluación profunda de qué significó el 61% de respaldo que obtuvo el domingo la opción del No a la propuesta planteada por el Eurogrupo el viernes 26. En la Unión Europea (UE) existe miedo a un efecto contagio y un aluvión de referéndums, quizás no en esta crisis económica, de la que el bloque parece estar saliendo, pero sí en otras.

En algunos países europeos la oposición política o las movilizaciones ciudadanas, cuestionan a sus gobiernos por no haber tomado en su momento el camino de Grecia. Varias preguntas quedan en el aire. Por un lado, se plantea que Grecia dio un ejemplo de democracia y le puso un freno a las medidas de austeridad que le imponían sus acreedores. Por otro, hay quienes señalan que Grecia asumió una deuda y tiene que cumplir con sus compromisos. Llevando el caso a un extremo, en las redes sociales usuarios españoles decían que irían a decirle a su banco que no pueden pagar la hipoteca y a exigir una reestructura, como hizo Grecia.

Mientras estos procesos están en el telón de fondo, en primer plano permanecen los mismos actores que la semana pasada: el primer ministro griego, Alexis Tsipras, su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande.

Los griegos que el domingo se quedaron hasta altas horas de la madrugada celebrando la victoria del No en la plaza Syntagma y en otros varios puntos del país se despertaron ayer con la noticia de que Varoufakis renunciaba a su cargo. El ministro de Finanzas, que el domingo dio una esperadísima conferencia de prensa vestido con una camiseta de manga corta, dijo que le habían hecho saber que no querían su presencia en las distintas reuniones que se llevarán a cabo esta semana, y que Tsipras calificó esta idea “de potencialmente útil para alcanzar un acuerdo”, por lo cual renunciaba a su cargo. Varoufakis dijo que es su “deber” colaborar con la situación y que de su cargo se llevará, “con orgullo, el odio de los acreedores”.

El gesto fue interpretado como un paso claro de Grecia hacia unas negociaciones fructíferas. Horas después, asumió como titular del Ministerio de Finanzas Euclid Tsakalotos, que era el viceministro de Relaciones Exteriores y el líder del grupo negociador de Grecia.

Entre sus primeros desafíos, Tsakalotos tendrá que enfrentar la crisis de liquidez de los bancos griegos, después de que el Banco Central Europeo (BCE) anunciara ayer que no entregará una ayuda mayor a la que está brindando ahora. La banca griega sobrevive desde hace meses gracias a la Asistencia de Liquidez de Emergencia que le está brindando el BCE por un total de 89.000 millones de euros. El domingo el Banco de Grecia había pedido que se aumentara ese límite en 3.000 millones de euros, pero el BCE respondió que no, y además advirtió que las garantías en activos presentadas por el Banco de Grecia comienzan a perder valor a medida que se complica aún más la crisis de ese país.

El BCE también podía elegir no brindar más la Asistencia de Liquidez de Emergencia a Grecia, pero con esta medida lo que hace es seguir colaborando con los bancos griegos para que no quiebren y, a su vez, presionar a Atenas para que en las reuniones previstas para hoy se alcancen determinados consensos.

Hoy todas las posibilidades parecen abiertas. Tsipras consiguió, después de un encuentro de siete horas, el respaldo de cinco de los siete partidos con representación parlamentaria (el partido neonazi Amanecer Dorado no fue invitado y el Partido Comunista se opuso a la propuesta) para esas reuniones. Primero tendrá lugar la de jefes de Estado de la eurozona y después la del Eurogrupo (que reúne a ministros de Finanzas y de Economía de la eurozona).

Ayer el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, afirmó: “El gobierno federal mantiene abiertas las puertas al diálogo, pero tras la decisión del domingo de los ciudadanos griegos no se dan las condiciones para un nuevo programa de ayuda”. El vicecanciller alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, dijo que con el voto al No en el referéndum, Grecia había roto “los últimos puentes” con Europa.

Sin embargo, horas después, Merkel se reunió con Hollande y pareció marcar un cambio de tono. En un comunicado conjunto, los dos gobernantes dijeron que “la puerta está abierta” para escuchar las propuestas de Grecia para encontrar un equilibrio entre “solidaridad y responsabilidad”.

Tsipras se comprometió con Merkel a presentar hoy una propuesta que incluya un rescate a cambio de reformas, pero ayer se desconocía qué tan distinta será ésta respecto a las que ya fueron rechazadas por el Eurogrupo y los acreedores.