El liderazgo del senador Aécio Neves en el principal partido opositor de Brasil, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), está debilitado. Si bien en la Convención Nacional del domingo fue reelecto como presidente de esa organización política por los próximos dos años -debido a un acuerdo previo-, la carrera por la candidatura a la presidencia de Brasil ya comenzó en el PSDB y enfrenta a tres pesos pesados: el propio Neves, el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, y el senador José Serra.

Neves era senador cuando el ex presidente Fernando Henrique Cardoso lo lanzó como candidato presidencial, en 2012. Su nombre se impuso en la interna del PSDB sobre el de José Serra, que había sido candidato tres veces y las tres perdió ante el Partido de los Trabajadores (PT). Perdió en 2002 y 2006 con Luiz Inácio Lula da Silva como candidato del PT, y en 2010 ante la candidatura de la presidenta Dilma Rousseff.

El sector que respalda a Serra, minoritario dentro del PSDB, fue el único que, hasta último momento, no participó en la campaña de Neves en 2014. Ese año Neves se vio más que favorecido, en especial cuando ya competía con Rousseff para la segunda vuelta: no sólo contó con el respaldo de casi toda la oposición brasileña, sino que además fue impulsado por los medios, que se dedicaron a destacar su imagen y a golpear la de Rousseff (al punto que algunos medios, como la revista Veja, tuvieron que enfrentar acciones legales). Parecía que el PSDB daría el zarpazo y sacaría al PT del poder. Pero eso no sucedió y Rousseff ganó con una ventaja de 3,3%.

Las críticas a Neves dentro del PSDB subieron de volumen y el liderazgo del partido empezó a resquebrajarse. Hoy, en algunos de los temas más álgidos de la política brasileña (como la baja de la edad de imputabilidad o la posibilidad de impulsar un juicio político contra Rousseff), distintos sectores se muestran en desacuerdo. Además, a esta división sectorial se suma el efecto que a veces tienen las opiniones de Cardoso, que en entrevistas con los medios suele opinar sobre los temas que se debaten en ese momento y no siempre lo hace en la misma línea que su partido o que el líder oficial, que es Neves.

A la tensión de fondo se suma que el PSDB tiene tres precandidatos presidenciales: Neves, Serra (que incluso ha amenazado con irse del partido para candidatearse) y Alckmin, que lanzó su precandidatura a mediados de agosto en un evento del PSDB de San Pablo, estado que representa a 22% del electorado brasileño. Dirigentes paulistas aseguraron en ese entonces que Alckmin cuenta con el apoyo de Cardoso, que no se pronunció al respecto.

La decisión entre los tres precandidatos, según el vicepresidente del PSDB, el diputado Bruno Araújo, la dirimirán las encuestas. “El factor decisivo será quién aparece en las encuestas con las mejores perspectivas para ganar las elecciones”, dijo. Los estatutos del PSDB prevén que se convoquen elecciones primarias, pero “la tradición es que se elija al candidato mediante un entendimiento interno”, señaló.

Para evitar los rumores sobre roces dentro del PSDB, Cardoso, Alckmin y Neves entraron juntos a la Convención Nacional del domingo, pero en un partido que constantemente amenaza con hacer caer al gobierno de Rousseff por medio del juicio político -y el domingo no fue la excepción- parece lógico que se atraviesen enfrentamientos internos propios de una campaña electoral adelantada.