Las sospechas de que el diplomático sueco Dag Hammarskjöld pudo haber sido asesinado están instaladas desde 1961, cuando se estrelló el avión en el que viajaba. Dos días después de su muerte, el ex presidente estadounidense Harry Truman le decía al diario The New York Times: “Dag Hammarskjöld estaba a punto de lograr algo cuando lo mataron. Fíjese que yo digo 'lo mataron'”, recordó CBS News.

Cuando Hammarskjöld murió, llevaba ya siete años como secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y trabajaba para reunificar Congo, un país que recién se había independizado de Bélgica, que estaba en guerra civil y en el que se cruzaban intereses coloniales, de líderes congoleses y de empresas internacionales atraídas por los minerales del país.

En su última misión diplomática, cuando su avión se estrelló, Hammarskjöld viajaba a Rhodesia del Norte para reunirse allí, fuera de Congo, con Moisés Tshombe, un líder congolés que había declarado un estado independiente en la provincia de Katanga, donde se encontraba buena parte de la riqueza en minerales del país.

En 1962 concluyó una investigación de la ONU al respecto que no estableció las causas del accidente, en el que también murieron otras 15 personas. Ese mismo año, el trabajo de Hammarskjöld al frente de la ONU fue reconocido con un Nobel de la Paz póstumo. Se le otorgó por sus esfuerzos por promover la paz y las soluciones diplomáticas, y por sus aportes para terminar con el colonialismo.

En 2011, el libro ¿Quién mató a Hammarskjöld? La ONU, la Guerra Fría y la supremacía blanca en África, de Susan Williams, recogía otros datos sobre la muerte del diplomático, entre ellos, testimonios de personas que dijeron que vieron lo que parecía un ataque de un avión a otro en esa zona. Según la autora, citada por CBS News, los datos brindados por testigos africanos fueron “descalificados, ignorados” por la ONU y las autoridades de Rhodesia.

Dos años después, un grupo de juristas, la Comisión Hammarskjöld, consideró que había elementos que podían indicar que el avión fue atacado, y en 2015 la ONU abrió una nueva investigación al respecto, informó la agencia de noticias Efe. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió públicamente el lunes a varios países -que no identificó- que brinden a esta comisión la información que les ha solicitado para esclarecer esta muerte. En algunos casos no la brindaron con el argumento de que se trata de información secreta, publicó la agencia.

Un primer informe de la Comisión Hammarskjöld descarta la posibilidad de que el diplomático sueco haya sido asesinado después de sobrevivir al accidente -una de las teorías existentes-, y señala que tampoco hay pruebas de sabotaje o de que el avión haya sido secuestrado. En cambio, considera que hay que investigar otras hipótesis: la de que el avión haya sido atacado y la de que haya sufrido alguna interferencia de otro tipo que causara su caída. Los investigadores consideraron que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos podría aportar “pruebas esenciales” de lo que pasó, en particular grabaciones de controladores aéreos de un aeropuerto cercano al lugar en el que se estrelló el avión.