En la tarde de ayer la situación entre Grecia y sus acreedores pareció estar más cerca de un acuerdo, al menos durante algunas horas. El primer ministro Alexis Tsipras envió una carta dirigida a los presidentes de las tres instituciones que integran la troika: la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). En ese texto manifestó que aceptaba los términos exigidos por la troika en su propuesta del viernes, excepto por algunos puntos en los que las diferencias son menores: el IVA, las pasividades y el gasto militar.

En el IVA ya había un principio de acuerdo. Inicialmente la troika había pedido un aumento a 23% para todo el país (Grecia continental tiene un IVA de 13% y las islas de 9%), pero luego hubo señales de que podía aceptar la contrapropuesta de Tsipras de aumentarlo a 13% en todo el país. En su carta, Tsipras pidió mantener los dos valores, 13% y 9%. En cuanto al gasto en defensa, propuso que en lugar de recortar 400 millones de euros en 2016 el recorte sea de 200 ese año y de otros 200 al año siguiente.

El punto en el que hay más divergencia es el de las pasividades, que representan 16% del Producto Interno Bruto griego. La troika pidió que el 1º de julio se empiece a trabajar para que la edad más temprana posible de jubilación pase a 67 años en 2022. En mayo, el gobierno griego proponía 62 años para el retiro anticipado, pero Tsipras aceptó en la carta ese pedido, aunque propuso que se aplique a partir de octubre, cuando será aprobada una nueva ley de jubilaciones. Además, en la carta, el gobernante acepta eliminar para fines de 2019 un complemento de pensión que reciben quienes cobran las jubilaciones más sumergidas, tal como pedía la troika, pero solicita que este complemento se mantenga para el 20% más pobre.

El gobierno griego incluso aceptaría las privatizaciones que pide la troika, excepto la de la empresa de electricidad. Propone fraccionarla y privatizar sólo una parte.

El cambio de tono de Tsipras fue acompañado por su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, que en una entrevista televisiva dijo: “Estamos dispuestos a aceptar incluso medidas duras con la condición de que haya una reestructuración de la deuda y un programa de inversiones”. También afirmó que el viernes la troika planteó su propuesta “como un ultimátum” y que por eso el gobierno optó por el referéndum.

En modo campaña

Las reacciones a la carta de Tsipras fueron diversas: mientras que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, dijo que no había “bases” para sentarse a negociar con Atenas, el presidente francés, François Hollande, pidió que se negociara “ahora mismo” para evitar el referéndum. “Si no se puede conseguir un acuerdo, el referéndum tendrá lugar con todas sus consecuencias”, lo que implica el “riesgo de entrar en un período de turbulencias”, advirtió.

Finalmente se impuso la postura que hace unos días estableció Merkel en un discurso ante el Parlamento alemán: no habrá negociaciones hasta después de la votación del domingo. El Eurogrupo (que reúne a los ministros de Economía y Finanzas de los países de la eurozona) hizo suya esa postura. “La principal decisión [de la teleconferencia que mantuvo el Eurogrupo ayer] ha sido que, dada la situación política, el rechazo de propuestas previas y el referéndum que se celebrará el domingo, así como el consejo de votar No por parte del gobierno griego, no vemos bases para mantener más discusiones en este momento”, manifestó el presidente del grupo, Jeroen Dijsselbloem. “No va a haber más conversaciones en los próximos días, ni en el ámbito del Eurogrupo, ni entre las autoridades griegas y las instituciones sobre propuestas o planes financieros”, agregó.

Dijsselbloem se pronunció en un tono bastante duro, casi tanto como el utilizado por Tsipras una hora antes de que se reuniera el Eurogrupo. Mientras que los primeros sondeos muestran una ventaja del Sí en el referéndum, el primer ministro volvió a pedir a los griegos que voten por el No. “Queremos un acuerdo con los socios, pero un acuerdo con perspectiva de futuro, una solución viable [...], el gobierno griego sigue en la mesa de negociaciones. Un veredicto popular es mucho más poderoso que la voluntad de un gobierno, por eso un gran No en el referéndum del domingo será un paso decisivo hacia un mejor acuerdo”, dijo antes de señalar, una vez más, que “el No no significa una ruptura con Europa, sino un retorno a la Europa de los valores”.