“La única manera de revertir este agravio será la recaptura” de Guzmán y “asegurar que quienes eventualmente hayan incurrido en un acto de complicidad sean castigados con el peso de la ley”, dijo Peña Nieto, al regresar del viaje oficial a Francia, donde se encontraba cuando El Chapo se escapó.

Peña Nieto agregó que su gobierno “no ha evadido su responsabilidad y asume plenamente” que su “tarea implicaba mantener plena vigilancia sobre este delincuente” y que entiende la “indignación”, la “frustración” y el “enojo” de los mexicanos por la fuga del Chapo, el 11 de julio.

México reforzó el operativo para dar con el paradero del líder del cártel de Sinaloa que ahora es buscado en todo el país y también en Costa Rica, Honduras, El Salvador y Guatemala. Cuando se desarrollaba una reunión del gabinete de seguridad del gobierno y los representantes de las secretarías de Seguridad Pública de los 31 estados mexicanos y de la Ciudad de México, el Ministerio de Gobernación (que equivale al Ministerio de Interior) explicó a la prensa que se está buscando “afianzar y profundizar las acciones coordinadas” para recapturar al fugitivo.

Se dispusieron 101 puntos de control en las principales carreteras y autopistas federales, en más de 20 estados, y se repartieron más de 100.000 folletos con fotografías recientes del Chapo, del que sigue sin haber rastro. Cerca de 10.000 efectivos de las fuerzas especiales de la Policía están dedicados a buscarlo.

En paralelo siguen las investigaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) en la casa en construcción a la que desemboca el túnel por el que se escapó el jefe narcotraficante. El viernes fueron entregados a la Justicia siete funcionarios que trabajaban en el penal. Habían sido 41 las personas interrogadas después de que el Chapo escapara. Hay elementos suficientes para presumir que tienen culpabilidad en la fuga según la PGR, y están acusados de evasión de presos. Además, el director de la cárcel fue destituido.

Fuera de México, Peña Nieto tampoco queda bien parado. Estados Unidos había pedido la extradición de Guzmán el 25 de junio, días antes de la fuga. De acuerdo con la presidenta de la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional, Adriana González, si el Chapo volviera a ser detenido, seguiría el proceso para extraditarlo hacia Estados Unidos. “Yo puedo aceptar la extradición, pero en el momento en que yo diga. El Chapo se tiene que quedar aquí a cumplir su condena y después lo extradito. Unos 300 o 400 años después. Falta mucho”, había dicho el entonces titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, hace unos meses, cuando se había hablado de un probable pedido estadounidense de extradición. Ahora González dio señales de que hubo un cambio de postura.

A esto se suma que, según la agencia de noticias AP, la agencia antidrogas de Estados Unidos supo que el Chapo planeaba fugarse y le avisó a México, pero el gobierno de Peña Nieto asegura que nunca le llegó esa información.

Una de las muchas teorías que surgieron acerca de la fuga del narcotraficante apunta a que ésta fue organizada por los servicios secretos estadounidenses para evitar que la cooperación entre México y Estados Unidos se debilitara, como parecían indicar algunas señales, y para entorpecer, de paso, la visita de Peña Nieto a París y evitar que Francia -en busca desesperada de salidas económicas- pudiera pisar demasiado su zona de influencia. Por más descabellada que parezca esta versión, fue citada por Víctor Flores Olea, académico, escritor y ensayista, en su columna del diario mexicano La Jornada.

Algunos descuidos

Sin llegar a especular, los datos de la realidad que surgen de las investigaciones sobre el caso superan la ficción, vuelven a describir un país atravesado por la corrupción y alimentan la indignación de los mexicanos.

Así, el general Jorge Carrillo, que participó, en los años 80, en el diseño del penal El Altiplano, del que el Chapo se escapó hace cerca de dos semanas, hizo revelaciones a la agencia de noticias AFP citadas por distintos medios locales e internacionales que dieron para hablar.

El gobierno explicó -con las imágenes de las cámaras de seguridad de la celda del fugitivo como prueba- que no se filmaba ni la ducha ni la zona del wáter, por respeto a la intimidad de los presos. Sin embargo, Carrillo, ex director y fundador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (el servicio de inteligencia mexicano), dijo que hasta donde él sabía, los puntos ciegos de las cámaras “no estaban en el diseño” del penal y que para él, “los espacios de intimidad [de los presos], los más extremos y desagradables, estaban cubiertos” por las cámaras de vigilancia. Carrillo se extrañó de que eso haya podido cambiar. A esto se suma que al Chapo también le decían “el señor de los túneles”, por la habilidad que tiene su cártel a la hora de construirlos y el uso frecuente que hace de ellos.

Carrillo fue el que recibió en México al Chapo luego de su primera captura en Guatemala y también se extrañó cuando supo que -según las autoridades del penal- él permaneció en la misma celda desde febrero de 2014, cuando fue ingresado. “Los protocolos de la vida interna del penal tampoco se cumplieron. Uno de ellos es que la ubicación de un recluso en una celda es aleatoria y no permanente”, dijo Carrillo. Agregó que los protocolos indican que los presos deben cambiar de celda por lo menos una vez por mes. A esto se suma el trascendido de que el líder del cártel de Sinaloa tenía un trato preferencial y que recibió 500 visitas desde su última captura.

Además, la construcción del túnel de un kilómetro y medio de largo por el que se escapó tuvo que haber tomado varios meses de trabajo, y expertos creen que implicó extraer más de 3.000 toneladas de tierra y escombros. El general consideró que los detectores de humo y de ruido que hay en el penal deberían haberse activado. Sin embargo, La Jornada informó que esos sistemas de alerta habían sido desactivados y que hace seis meses que se había pedido a los militares que custodiaban el lugar que se retiraran. Ese medio indicó ayer que los ruidos sí se escuchaban en los tres días antes de la fuga, según testimonios que dieron a la PGR presos vecinos de celda del Chapo, entre ellos Miguel Ángel Treviño, El Z-40, ex líder del cártel de Los Zetas.

Otro punto sospechoso tiene que ver con que el penal fue construido en el municipio de Almoloya de Juárez porque “allí no había nada”, destacó Carrillo. A 90 kilómetros de la capital, se estableció un perímetro de unos dos kilómetros “donde no podía haber nada”. Sin embargo, esa regla parece haber quedado en el olvido y ahora hay viviendas a menos de 200 metros de la cárcel. Desde hace cerca de un año se está construyendo una obra hidráulica al lado de la cárcel y de la edificación en la que desemboca el túnel. Como si fuera poco, ésta se hizo sin autorizaciones y a la vista de todos, sin que ninguna autoridad se preocupara.

En el marco de la obra hidráulica hay montañas de tierra recostadas contra los muros del penal, “a una altura que casi los tapa”, dice la agencia de noticias AFP, citada por el diario mexicano El Universal. La PGR reconoció que esa obra se está investigando, para empezar, porque el propio ruido que generaba podría haber evitado que se detectara el de la construcción del túnel.

Carrillo sentenció que “el sistema de seguridad y de justicia está en quiebra”. Ya en el penal del que se fugó en 2001 -cuando también había surgido la posibilidad de una extradición a Estados Unidos- el Chapo había corrompido a 62 funcionarios, entre ellos el propio director de la cárcel.

Sin embargo, si, tal como publicó La Jornada ayer, las autoridades mexicanas no desmantelaron la fortuna de este poderoso narcotraficante, estimada en 1.000 millones de dólares, esto parece explicar la facilidad con la que le salieron las cosas. El penalista y criminólogo José Becerril dijo que la falta de actuación sobre esa fortuna “es inconcebible” y que si se hubiera actuado “eso le habría impedido mover dinero, le habría dificultado organizar su fuga’’.

Ante todo esto, las miradas apuntan al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ya que en 2014 Peña Nieto había dicho que sería “imperdonable” que lo dejara escapar.