El HDP pidió ayer que se convoque una sesión extraordinaria del Parlamento dedicada a la política del gobierno turco ante Siria y a las acusaciones de que el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) cerró los ojos ante las redes islamistas de EI en Turquía. También ayer, el primer ministro, Ahmet Davutoglu, reunió al consejo de ministros para trabajar en un nuevo “plan de acción” antiterrorista que refuerce la vigilancia de la frontera con Siria y evite actividades jihadistas.

Todo esto ocurrió después de que se encontraran los cuerpos sin vida de dos policías en Ceylanpinar, una ciudad fronteriza con Siria. El doble asesinato fue reivindicado por el PKK. “En respuesta a la masacre de Suruç, un equipo de combatientes de Apo [así se le dice al líder del PKK, Abdullah Öcalan, que está detenido] llevó a cabo [...] una operación de castigo contra dos policías que colaboraban con Estado Islámico”, afirma un comunicado emitido por la agencia de noticias Firat.

El lunes, un grupo de jóvenes reunidos en la ciudad turca de Suruç, la más cercana a Kobane, una localidad siria que los combatientes kurdos liberaron en enero, fue el objetivo de un atentado suicida que dejó 32 muertos y 100 heridos. Las víctimas integraban la Federación de Asociaciones de Jóvenes Socialistas del Partido Socialista de los Oprimidos. Iban a ir a Kobane a ayudar con la reconstrucción de esa ciudad, donde poco más tarde hubo otro atentado.

Desde entonces, el gobierno comunicó que el culpable había muerto en el ataque de Suruç y que se trataba de un joven turco de 20 años que se había unido hacía poco a EI. Además, se investiga si lo acompañaba una mujer que fue detenida hace dos semanas por la Policía y después liberada.

“Aunque Estado Islámico ha sido responsabilizado de este ataque, el verdadero responsable de estas masacres de civiles corresponde al gobierno del AKP de Turquía, por resistirse a adoptar medidas eficaces para prevenir el accionar de EI y otras fuerzas reaccionarias”, manifestó el HDP en un comunicado. Davutoglu negó esas acusaciones y denunció -en alusión al HDP- a quienes intentan usar lo ocurrido en Suruç para “sus objetivos políticos”, y que en paralelo tienen “vínculos con organizaciones terroristas”, en referencia al PKK. Además, el primer ministro llamó a la oposición a unirse contra todo tipo de terrorismo.

Ayer, la Justicia prohibió a los medios publicar fotografías y videos sobre el atentado del lunes, y la red social Twitter estuvo bloqueada varias horas por no haber acatado la orden en el plazo establecido de cuatro horas.

Hace más de 30 años que el PKK está en conflicto con el Estado de Turquía, que lo considera terrorista. En marzo de 2013 ese grupo anunció un cese el fuego en el marco de negociaciones de paz con el gobierno turco, pero el 12 de julio las partes dieron por terminado el diálogo. En cambio, el HDP, que dio la sorpresa al salir cuarto en las últimas elecciones, se pronunció a favor del fin de la lucha armada.

Semanas atrás, Turquía desplegó tropas y equipamiento en algunas zonas de su frontera con Siria, alegando que le preocupan los crecientes combates entre kurdos, milicianos de EI y de otros grupos islamistas y tropas del gobierno sirio. “Esas medidas no deben interpretarse como que Turquía entrará en Siria. Pero, en caso de una evolución [de la situación] que pueda amenazar la seguridad de Turquía, no esperaremos al día siguiente” antes de reaccionar, había dicho entonces Davutoglu.