El ex eurodiputado de Iniciativa per Catalunya Verds Raül Romeva encabezará la lista, seguido por la ex presidenta de la organización Asamblea Nacional Catalana Carme Forcadell y el líder de la plataforma independentista Ómnium. En cuarto y quinto lugar estarán el actual presidente catalán, Artur Mas, y Junqueras, respectivamente, y el resto se compondrá con 60% de integrantes de CDC y 40% de ERC. Como parte del acuerdo se decidió que si esta lista gana las elecciones, Mas será quien asuma el liderazgo del Ejecutivo. En la previa del acuerdo, CDC defendía la presencia de políticos en la lista, pero ERC planteaba que era mejor que se integrara sólo con activistas, porque consideraba que era la “mejor forma de ilustrar” el “compromiso social amplio y transversal” por la independencia, dijo Junqueras a la diaria.
-En momentos de grandes retos es muy importante que la movilización social acompañe a la actividad política. Este tipo de procesos de transformación necesitan tener un pie en las instituciones y otro en el ámbito social, económico, de la vida cotidiana de las personas.
-¿Están preparados los movimientos sociales para enfrentar un reto así, para que este proceso no genere fraccionamientos?
-A mí me parece que sí, y en cualquier caso tendremos ocasión de comprobarlo. Hay un notable consenso, sobre todo una voluntad de consenso, que es muy importante.
-¿Cómo explicaría el posicionamiento de ERC ante el gobierno de Mas?
-Somos el primer partido de la oposición en el Parlamento de Cataluña y al mismo tiempo somos el socio del gobierno. Es una combinación poco habitual, que se explica por la excepcionalidad [del momento] que vive la sociedad catalana. Nosotros somos un partido de oposición en aspectos económicos y sociales. Intentamos llegar a acuerdos con el gobierno para reconducir actitudes que éste tenía y que eran poco sensibles a cuestiones sociales que son muy relevantes para muchas personas. Al mismo tiempo, intentamos que el gobierno avance en el camino de la independencia de Cataluña. ERC tiene desde siempre como objetivo la creación de una república catalana, y nos parece que en muchos aspectos estamos más cerca que nunca. Durante mucho tiempo fuimos la única formación política que se declaraba explícitamente independentista. Ahora son más, son muchas más, y además hay una transversalidad social muy importante que se ha demostrado en sucesivas manifestaciones. Tenemos la sensación de que estamos más cerca que nunca, porque hay más transversalidad que nunca. El 27 de setiembre habrá elecciones en el Parlamento de Cataluña y nosotros aspiramos a que haya una amplia mayoría independentista, cuanto más amplia mejor, y que el resultado sea respetado por todo el mundo, del mismo modo que nosotros los hemos respetado siempre, también cuando no nos han sido favorables.
-En el terreno económico han condicionado bastante al gobierno para la aprobación del presupuesto.
-Nuestra voluntad es la de asegurarnos políticas económicas más eficientes, políticas sociales más justas y un camino más firme hacia la independencia, hacia la república catalana. De hecho, hemos intentado combatir las restricciones presupuestales, que son muy duras en gran parte de Europa. Esto ha permitido que tuviéramos los presupuestos con un porcentaje destinado a políticas sociales que es el más alto de toda la historia. Nunca, en términos porcentuales, habíamos tenido unos presupuestos tan sociales en toda la historia catalana. En este sentido, nos sentimos legítimamente orgullosos de haber contribuido de forma muy notable o decisiva para que esto sea así. Por desgracia, este porcentaje no garantiza que en términos absolutos podamos mantener todas las políticas sociales que habíamos tenido tradicionalmente.
-Cuando se convocó a las elecciones anticipadas dio la impresión de que se trataba exclusivamente de un sí o un no a la independencia. En las últimas semanas la campaña se ha desviado un poco de la cuestión independentista para centrarse en las cuestiones sociales, ¿eso no perjudica la campaña independentista?
-Son dos caras de una misma moneda. Una conlleva siempre necesariamente la otra. La sociedad catalana se caracteriza por una pulsión doble y simultánea por la libertad y la justicia. Es cierto que hay formaciones políticas que priorizan una u otra de estas cuestiones. Para nosotros es imposible, porque son indisociables en el sentido de que es imposible tener políticas sociales más eficientes si no disponemos de las herramientas de un Estado, y por tanto somos responsables directos del esfuerzo fiscal y de la distribución presupuestaria. No conseguiremos mejorar las políticas sociales si no disponemos de más recursos y capacidad para administrarnos, y al mismo tiempo también nos parece evidente que no lograremos la independencia y no construiremos una nueva república catalana si la mayoría de la sociedad no percibe que éste es un proyecto que conlleva ganar derechos y no perderlos. Siempre que hablamos de una cosa conlleva necesariamente la otra.
-En el terreno político ERC ha colaborado para que Mas asumiera una posición cada vez más independentista. ¿Esto no ha contribuido a que se genere una imagen de Mas que, en definitiva, lo favorece a él y los perjudica a ustedes?
-En cualquier caso, el futuro político de nuestro partido o de sus dirigentes es irrelevante en relación al futuro político del conjunto del país. Nosotros no estamos en política para maximizar el número de votos que tenemos, sino para maximizar la utilidad pública, el bienestar social y el de todos los ciudadanos. Si el precio del bienestar de la ciudadanía fuese que nosotros tuviésemos algún diputado menos, lo pagaríamos encantados, y si el bienestar de nuestros conciudadanos hace aconsejable que tengamos algunos diputados más, pues estaremos también encantados. En general, las personas que integramos ERC no nos hemos dedicado siempre a la política, la mayoría de nuestros dirigentes y diputados han desarrollado sus actividades en otros ámbitos, en la universidad, en el mundo empresarial, social o sindical, y durante un período de sus vidas se dedican al servicio público a través de la política. La mayoría de nosotros también tenemos ganas de volver a nuestra vida más de carácter civil y menos estrictamente politizada. Yo me imagino a mí mismo dentro de algunos años dando clases en la universidad, no me imagino aún vinculado de forma explícita a la representación política. Creo que esto es positivo, es sano, y en definitiva son mejores aquellas sociedades donde la relación entre la política y la sociedad civil es muy fluida y donde las fronteras entre un ámbito y el otro no están prefijadas.
-De cara a las elecciones, ¿cuánto inciden Podemos y Ciudadanos? Este último ya participó en otras elecciones en Cataluña, pero ahora tomó fuerza en el plano nacional.
-Todo nuestro respeto hacia cualquier formación política que merezca la confianza de los ciudadanos. Al mismo tiempo, tenemos el convencimiento de que nosotros somos, en conjunto, unas herramientas mucho más útiles para resolver los problemas de la ciudadanía. Por ejemplo, en el caso de Podemos [que se ha pronunciado a favor de un referéndum por la independencia pero no por la independencia en sí] compartimos objetivos de carácter social, pero al mismo tiempo estamos convencidos de que para lograrlos es mucho mejor disponer de las herramientas de un nuevo Estado y no de herramientas viejas de un Estado que en el fondo es irreformable. Reformar el Reino de España exigiría una reforma constitucional con una mayoría cualificada que es absolutamente inimaginable. Nosotros queremos aprovechar todas las oportunidades y no entendemos que haya ninguna razón para renunciar a hacerlo ahora y aquí, en setiembre y en Cataluña, con el argumento de que algún día lo haremos en otro sitio, pero no sabemos cuándo ni cómo porque tampoco existe una mayoría para hacerlo. No nos parece que esto sea demasiado convincente.