En el Cono Sur, una de cada cinco mujeres será madre antes de terminar la adolescencia. Entre 15% y 20% de los niños que nacen en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay son hijos de madres menores de 20 años, y en muchos de esos casos los embarazos no fueron planificados. Además, una de cada cinco adolescentes es madre antes de los 20 años en estos países.
Durante el encuentro, en mayo, apoyado por el UNFPA, participaron representantes de los ministerios de Salud y Educación de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, que expusieron las políticas y las legislaciones que están desplegando para reducir sus tasas de embarazo adolescente y atender la salud sexual reproductiva. Una de las prácticas de prevención a las que se refirieron fue la posibilidad de aprovechar las instancias de vacunación contra el virus del papiloma humano, que son tres, para acercar a las adolescentes información sobre salud sexual y reproductiva.
Camacho dijo a la diaria que los países de América Central ya cuentan con un plan común de lucha contra el embarazo adolescente no planeado, que el gobierno de México acaba de lanzar el suyo y que los países de la Comunidad del Caribe también tienen, desde octubre, un “marco estratégico de prevención del embarazo adolescente”. La reunión en Montevideo fue un primer paso hacia una concreción de algo similar en el Cono Sur.
Uruguay, Argentina y Chile fueron países pioneros en implementar políticas en esta materia, dijo Binstock. Agregó que, al igual que en el resto de América Latina, en estos países se observa que, aunque la fecundidad general baja, la tasa de embarazo temprano y adolescente “no desciende al mismo ritmo” y es mayor que la del resto de la población.
Camacho agregó -sin referirse a la legalización del aborto, que sólo en Uruguay rige para todo el territorio- que en la región los países cuentan con legislación que reconoce a la mujer como “sujeto de derechos” que debería permitir que planificara su maternidad. La investigadora también señaló que la desigualdad en la población, en su acceso a la educación y a la salud, se refleja en esa tasa de embarazo adolescente, porque “son las mujeres en situación menos aventajada las que tienen maternidad temprana con mayor frecuencia”. Binstock señaló que, además, tener un hijo a temprana edad aumenta esa situación de vulnerabilidad.
Diversas investigaciones muestran que la mayoría de los embarazos son de adolescentes que dejaron los estudios antes de concebir y que, “si están estudiando, el embarazo y nacimiento precipitan el abandono escolar”, dijo Binstock, que también es investigadora del Centro de Estudios de Población de Argentina. Camacho insistió en que “la deserción escolar es un determinante del embarazo adolescente”, porque incide en el “proyecto de vida”.
Las dos citaron un estudio según el cual la mortalidad infantil es menor para los hijos de las mujeres con más de ocho años de educación. Según Camacho, esto se debe a que con esa educación “procesas mejor los mensajes y fortaleces capacidades individuales para cuidarte y cuidar a tu niño; entonces, cuanto mayor nivel de educación, mayores van a ser tus competencias y tu análisis crítico”. Sin embargo, advirtió que en los casos de embarazo adolescente, la educación está teniendo una incidencia menor, pero “no se sabe” por qué.
Binstock agregó que las exigencias de la sociedad en cuanto a los niveles educativos cambiaron y quizá a eso se deba esta tendencia. Señaló además que la escolarización no alcanza por sí sola para que bajen las tasas de embarazo y mencionó el caso de Cuba, cuyas tasas de escolarización y embarazo adolescente son altísimas, situación que de momento no cuenta con una explicación técnica.
Lo que más preocupa a las investigadoras es que en toda América Latina y el Caribe están aumentando los embarazos de menores de 15 años, que muchas veces son producto de abusos o de violencia intrafamiliar. “Los recién nacidos de madres muy jóvenes están expuestos a una mortalidad infantil cuatro veces mayor que un niño que nace de una madre mayor de 16 años”, destacó Camacho.
Las dos funcionarias de la UNFPA señalaron como uno de los principales logros de la región la baja del “embarazo repetido en adolescentes”. Una adolescente que tiene un primer hijo a temprana edad corre hoy en día menos riesgos de volver a quedar embarazada sin haberlo planificado. Eso muestra que la atención a las madres jóvenes, que reciben información en el primer embarazo, les permite evitar que la situación se repita.
Binstock citó distintos estudios y señaló que uno realizado en Montevideo muestra que 63% de los embarazos adolescentes que llegaron a término no fueron planificados, que en Argentina y Paraguay el porcentaje es de 45% en madres menores de 20 años, y que en Brasil otra investigación concluyó que dos de cada tres embarazos adolescentes no fueron planeados.
A modo de conclusión, ambas entrevistadas coincidieron en que hay una paradoja en que las adolescentes que viven en mejores condiciones, que tienen una “red de apoyo”, y, por lo tanto, mejores herramientas a disposición para enfrentar un embarazo y ser madres, suelen tener menos hijos que las que no cuentan con ese respaldo.