Un movimiento ciudadano libanés reclama que se resuelva no sólo el problema de los residuos sino también que se termine con la corrupción en el Estado, y la actual escasez de agua y electricidad -que ya es habitual en el verano-. Critica la parálisis del gobierno, en un país que sigue sin alcanzar un consenso para nombrar presidente desde hace más de un año. Ese movimiento se autodenomina “Ustedes apestan”, y también reclama que renuncie el gobierno.

Ayer suspendió una manifestación después de que el domingo las protestas dejaran 343 personas heridas y otras 59 hospitalizadas, según informó la Cruz Roja. Además, la Policía comunicó que hubo 99 heridos entre sus filas, que 32 personas fueron detenidas, y que se hicieron destrozos e incendios en comercios, restaurantes, edificios y vehículos oficiales. Los policías usaron gases lacrimógenos, camiones lanza agua y granadas de estruendo para dispersar a los manifestantes.

Las protestas multitudinarias, en las que intervinieron también unos 200 jóvenes violentos, surgieron del hartazgo que causó el cierre, el 17 de julio, del mayor vertedero de basura del país, el de Naamé, a unos 20 kilómetros de Beirut, sin que hubiera nada previsto para sustituirlo. La prensa libanesa informaba ayer que el centro de Beirut parecía un campo de batalla, y los organizadores de las marchas condenaron los actos de violencia y se comprometieron a mejorar su organización para el sábado.

El ministro del Interior, Nuhad Machnuk, recorrió el centro y dijo que la gente tiene “derecho a manifestarse, pero hay grupos vinculados con partidos políticos que tienen su propia agenda”. Además, Machnuk, que responde al Movimiento Futuro, una coalición liberal y secular, aseguró que se está dialogando con todas las partes, defendió la actuación de la Policía y dijo que “no habrá elecciones legislativas hasta que se elija a un presidente”, en respuesta a los reclamos de cambio de gobierno.

Sin embargo, Imad Bassi, un vocero de “Ustedes apestan”, dijo que este movimiento no responde a ningún partido, reiteró que su protesta es “pacífica” y que sus integrantes no piensan negociar mientras los culpables de la represión -que se aplicó no sólo el domingo sino también el sábado y en protestas anteriores- no sean detenidos.

La coordinadora especial de Naciones Unidas para Líbano, Sigrid Kaag, llamó ayer a las partes a “ejercer la máxima contención” y respaldó los esfuerzos del primer ministro, Tamam Salam, para promover el consenso. Sin embargo, también pidió “medidas efectivas y urgentes” para salir de la crisis.

El gobierno libanés, en el que los cargos se reparten según criterios confesionales, está paralizado por los desacuerdos entre diversos sectores, y eso complica la toma de decisiones. Los aliados de Hezbollah, que es chiita y está vinculado con Siria e Irán, están enfrentados con la coalición que apoya al ex primer ministro sunita Saad Hariri, respaldada por Estados Unidos y Arabia Saudita. A raíz de este enfrentamiento, en el que se proyectan las tensiones regionales, la clase política no logra consensuar la designación por el Parlamento de un presidente desde hace más de un año.

Sin embargo, ayer se anunciaron concesiones a empresas privadas que se habían presentado a un llamado para la gestión de residuos de todo el país. Esto permitirá sustituir a las firmas cuyos contratos se habían terminado.