“America’s clean power plan” (el plan de Estados Unidos para la energía limpia) es la propuesta de Barack Obama para enfrentar lo que definió como el “desafío clave” de nuestra época: reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Incluye una serie de medidas entre las que se destaca que por primera vez las centrales eléctricas deban reducir sus emisiones de carbono, algo que se aplica a partir de hoy con objetivos para 2030.

Obama presentó ayer su plan para reducir el impacto que genera su país sobre el medioambiente y advirtió que el cambio climático es la mayor amenaza para las futuras generaciones. Con esta iniciativa se expone a una batalla judicial contra la oposición republicana y los empresarios.

“El cambio climático ya no es sólo un tema del futuro que prevemos para nuestros hijos y nietos, es sobre la realidad que estamos viviendo cada día, ahora mismo”, advirtió durante un acto en la Casa Blanca.

Su plan fue adelantado por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por su sigla en inglés) y, luego de un período de consultas, ayer se presentó la versión definitiva, que propone reducir 32% las emisiones de carbono de las centrales termoeléctricas estadounidenses para 2030 respecto de las que se generaron en 2005. Inicialmente, la EPA planteó reducir las emisiones 30% para 2022, pero se aumentó la meta y se amplió el plazo.

El presidente señaló que esas centrales producen “aproximadamente un tercio” de las emisiones de carbono del país y que su plan es el “más importante” que se haya impulsado en Estados Unidos para combatir el cambio climático. Aclaró que los estados de su país podrán contar con “tiempo y flexibilidad” para cumplir con las nuevas normas. “Sólo tenemos un hogar, un planeta. No hay un plan B”, advirtió, aunque también señaló que con el esfuerzo de un solo país no se va a poder revertir la situación.

“No quiero que mis nietos no puedan nadar en Hawaii o escalar una montaña y ver un glaciar porque no hicimos nada al respecto. No quiero que las vidas de millones de personas se vean afectadas y que este mundo sea más peligroso porque no hicimos nada. Eso sería vergonzoso”, continuó.

El plan estadounidense para la energía limpia se suma al compromiso que el país asumió en marzo con Naciones Unidas, de cara a la conferencia internacional COP21, prevista para diciembre en París. En ese marco, Estados Unidos ya se había comprometido a reducir, para 2025, entre 26% y 28% sus emisiones totales de carbono -no sólo las de sus centrales termoeléctricas- respecto de los niveles de 2005.

Obama dejó claro que frenar el cambio climático es ahora una de sus prioridades hasta el final de su mandato, en 2017, algo que anunció ya en 2008, aunque no aprobó medidas concretas hasta ahora.

Algunos opositores republicanos siguen poniendo en duda la existencia del cambio climático y también dirigentes sin esa postura se oponen a estas medidas de Obama, al igual que algunos empresarios y la industria del carbón, que produce 37% de la energía eléctrica. Incluso algunos candidatos republicanos a la presidencia creen que las nuevas normas de la EPA para las termoeléctricas van a destruir miles de empleos y a aumentar el precio de la energía. Así opina, por ejemplo, el candidato Marco Rubio, que opina que el plan va a incrementar los gastos de millones de estadounidenses.

Su rival en la interna republicana, Jeb Bush, consideró que la política de Obama es “irresponsable” y será “un desastre”. Otro aspirante a la candidatura presidencial opositora, John Boehner, tachó el plan de “insulto caro y arrogante a los estadounidenses que están luchando por llegar a fin de mes”.

Por su parte, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, llamó a los gobernadores a que se nieguen a aplicar las medidas. Además, ayer la Cámara de Comercio estadounidense emitió un comunicado para anunciar que recurrirá a “todas las opciones disponibles, incluida la demanda judicial, en caso necesario”, para frenar la normativa.

Sin embargo, Obama pudo contar con otros respaldos a sus medidas, como el de organizaciones de defensa del medioambiente. Una de las más grandes, Sierra Club, consideró que se dio “un paso de gigante para reducir la peligrosa contaminación por carbono”. Algo similar dijo la principal candidata demócrata a la presidencia, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, que coincidió en que esas medidas son un “gran paso adelante”.

En el marco de ese nuevo desafío, está previsto que Obama visite en los próximos meses el estado de Alaska para exponer las consecuencias del cambio climático. Además, recibirá al papa Francisco, que también asumió el tema como una prioridad, y está previsto que ambos hagan un llamado mundial al respecto.