El proceso para licitar estos aeropuertos comenzó durante el anterior gobierno, de Antonis Samaras, y formaba parte del acuerdo para el segundo rescate que recibió Grecia, en 2012. En noviembre se realizó la licitación, en la que resultó ganador el grupo Fraport, pero la adjudicación nunca se concretó, ya que el proceso fue suspendido por Syriza al asumir el gobierno.

En julio Syriza aceptó una serie de condiciones para recibir un tercer rescate, en negociaciones en las que tuvo una fuerte incidencia Alemania. Entre esas condiciones figuraba retomar el proceso de privatización de estos aeropuertos.

Esas 14 terminales -11 de ellas en islas en las que existe una fuerte industria turística- representan 51% de los aeropuertos públicos del país. Ahora también quedarán en manos públicas, mayoritariamente, pero de Alemania, ya que el grupo Fraport está integrado 31,5% por el land de Hesse y 20,1% por la ciudad de Frankfort.

Además, esta semana Grecia fijó los plazos para recibir propuestas para otras privatizaciones: las del puerto del Pireo (el mayor del país), el de Tesalónica y la compañía ferroviaria TrainOSE-Rosco. El grupo COSCO, de China, manifestó interés en el puerto del Pireo (en el que ya gestiona algunos muelles).

También desde Rusia hubo demostraciones de interés. El presidente Vladimir Putin manifestó en abril -cuando recibió al primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras- que había empresas rusas interesadas en invertir en el puerto de Tesalónica.

El concurso licitatorio para la concesión de TrainOSE-Rosco ya está avanzado; actualmente hay tres interesados en invertir en esa compañía: un consorcio ruso, una empresa rumana y la empresa ferroviaria de Francia, que es estatal.

El gobierno griego está avanzando con estas medidas, pero su continuidad está en duda. La portavoz del gabinete, Olga Yerovasili, dijo ayer que el Ejecutivo de Tsipras reconoce que no cuenta con la mayoría parlamentaria necesaria para aplicar sus políticas y que se está trabajando en delinear una hoja de ruta para salir de esa situación.

Después de muchas tensiones internas generadas en el oficialismo por las condiciones del acuerdo con los acreedores de Grecia, Tsipras perdió definitivamente la mayoría parlamentaria el viernes, cuando los legisladores votaron el tercer rescate: de los 162 diputados que tiene Syriza, 47 votaron en contra. Además, los parlamentarios disidentes aseguraron que no van a apoyar ninguna medida vinculada con el rescate o con la política de austeridad, y están valorando abiertamente la posibilidad de formar un nuevo partido para oficializar la división de Syriza.

Los medios griegos han informado que ante este escenario Tsipras debería convocar a que el Parlamento ratifique su confianza en su gobierno para ver si cuenta con el respaldo para seguir en el poder, una posibilidad que no fue descartada por Yerovasili.

La portavoz dijo que la intención del Ejecutivo es mantenerse, pero reconoció que es muy difícil que este gobierno logre implementar las medidas del rescate sin apoyo parlamentario. Los acreedores ya advirtieron que si no se obtienen buenos resultados en su aplicación no se hará la quita de la deuda que reclama Atenas.