Ayer, China decidió dar paso a un nuevo régimen cambiario, con el que se compromete a que el mercado tenga más influencia en la determinación del tipo de cambio de su moneda. Esto complicará la capacidad de competir de los demás grandes bloques, porque a la natural competitividad china se agrega la que genera un yuan más barato. La posibilidad de debilitar el yuan llevaba meses de corrillos. Con un mercado local que se estaba enfriando notoriamente desde hacía meses y con las exportaciones cayendo, mantener el yuan anclado al dólar agravaba las dificultades ante la fortaleza que venía exhibiendo la moneda estadounidense desde mediados de 2014. Como el yuan seguía al dólar, si el dólar se apreciaba contra otras monedas, el yuan también lo hacía, lo que perjudicaba sus exportaciones.

Luego de los malos datos comerciales conocidos el fin de semana, que registraron una caída de 8,3% en las exportaciones durante julio, el PBC, que es el banco central del gigante asiático, decidió devaluar su divisa 1,9%, una cifra récord. La decisión de la autoridad monetaria china privilegia el mantenimiento de la pauta de crecimiento económico de 7% para 2015 por encima de contar con una moneda local fuerte que se transforme en una divisa internacional de referencia en los intercambios comerciales a nivel global.

Las exportaciones chinas, el principal motor de dinamismo de la segunda economía mundial, sigue mostrando signos de enlentecimiento, con una caída interanual de 7,3% en los siete primeros meses del año y de 8,8% en julio, según los datos publicados el viernes por las aduanas de ese país.

La menor demanda de algunos de sus principales mercados de destino, como la Unión Europea (UE) y Japón, así como el yuan, en progresiva apreciación frente a las principales divisas, determinaron las malas cifras en julio, que fueron aun peores que las registradas en el mismo mes de 2014, lo que revirtió las buenas cifras del mes anterior. En junio, el comercio chino logró un repunte de 2,8% y las exportaciones rompieron una racha negativa de tres meses, con una subida de 2,1%.

Los intercambios entre China y la UE entre enero y julio cayeron 7,6% en comparación con igual período de 2014, mientras que con Japón se redujeron 11,1%. El lado positivo lo sigue constituyendo el comercio con Estados Unidos, el segundo socio principal de China, que subió 2,7% en los siete primeros meses, además del comercio que China mantiene con el bloque de naciones del sudeste asiático, que creció 1,3%.

El deterioro de las cifras comerciales ponían en serio riesgo el objetivo del gobierno de China de alcanzar un crecimiento de la economía de 7% para todo 2015. A principios de año, el gobierno encabezado por Xi Jinping decidió varios recortes de las tasas de interés y redujo el coeficiente de encaje obligatorio de los bancos, en busca de estimular el crédito, y la semana pasada diversificó esta estrategia, con varias emisiones de deuda y anuncios de grandes inversiones públicas en infraestructura.

Estas decisiones buscaban alejar los rumores sobre la posibilidad de devaluar la moneda para estimular las exportaciones, ya que el gobierno pretendía internacionalizar más su divisa, algo que no se logra con una moneda débil.

La economía china creció 7% en el primer trimestre, la peor tasa en seis años, y mantuvo ese nivel en el segundo trimestre, lo que hace que se mantengan las dudas en cuanto a una economía que además vivió en julio su peor crisis bursátil en años. Aunque el ritmo de crecimiento supera el que registra la mayoría de las grandes economías, la atención de la política económica está puesta en la deflación (caída de precios). Los precios al productor presentan una caída sostenida desde hace tres años y en julio alcanzaron su menor nivel desde fines de 2009, lo que muestra el bajo dinamismo de la demanda de productos.

Los menores precios al productor preocupan no sólo porque indican el estado en el que se encuentra la demanda de productos chinos, sino también porque reducen las utilidades de los conglomerados de empresas, lo que aumenta la carga de deuda. La deuda de las empresas en China alcanza 160% de su Producto Interno Bruto, el doble del nivel de Estados Unidos. El alza de los niveles de deuda de las empresas “está aumentando los riesgos financieros”, señala el “Informe de política monetaria” del segundo trimestre, publicado el viernes.

La decisión de devaluar el yuan alerta sobre la vuelta a una “guerra de las divisas”, porque, dada la potencia exportadora de China, sus competidores -principalmente sus vecinos asiáticos- difícilmente aguarden inertes a que sus respectivas monedas se fortalezcan y pierdan capacidad competitiva. Pero China es un jugador importante: ya no pregunta antes, decide y punto.