Las acciones de empresas chinas sufrieron ayer su peor caída en tres semanas. Aunque en el mercado cambiario el yuan se estabilizó, gracias a una serie de medidas implementadas por el gobierno de Pekín, que lograron frenar la fuerte caída de junio y julio, la confianza de los inversores aún es frágil.
Las acciones perdieron 6% ayer, después de tres días en alza, y experimentaron su peor derrumbe desde el 27 de julio. Además, hay temor por un posible impacto en los importadores chinos -y también para quienes exportan hacia el país- si el yuan continúa perdiendo valor.
Su valor con respecto del dólar, fijado por el Banco Popular de China (el Banco Central), que había subido levemente en los dos días anteriores, se mantuvo estable ayer, luego de la devaluación de 4,6% que acumuló la semana pasada. Con respecto al euro, el yuan subió mínimamente.
Según la agencia de noticias Reuters, operadores dijeron que una enorme inyección de efectivo del Banco Popular de China, realizada ayer, fue interpretada como una señal de que esa institución podría mantener el control sobre la política monetaria por el momento y que la próxima modificación podría hacerse esperar. Además, esa inyección de liquidez, que fue la mayor en seis meses, motivó que algunos se preocuparan por la posibilidad de una reducción de las reservas monetarias chinas, que no sería extraña, ya que los inversores, preocupados, tienden a sacar más capitales del país.