El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil dispuso el fin de semana que sean investigados como sospechosos de corrupción en el caso Petrobras el ministro de Presidencia, Aloízio Mercadante, el de Comunicación Social, Edinho Silva, y el senador Aloysio Nunes, que en las elecciones de 2014 fue el compañero de fórmula del senador Aécio Neves, candidato a la presidencia por el Partido de la Social Democracia Brasileña.

Uno de los empresarios que llegó a un acuerdo con la Justicia para delatar a involucrados en esa red de corrupción a cambio de una reducción de su pena, Ricardo Pessoa, dijo que los tres recibieron sobornos de la constructora UTC, de la que él es dueño.

Pessoa afirmó que le dio a Mercadante unos 70.000 dólares de manera legal y otros 70.000 de manera ilegal, en 2010, para su campaña electoral en San Pablo; que a Nunes le dio unos 80.000 dólares de forma legal y unos 60.000 de forma ilegal para su campaña al Senado, también en 2010; y que a Silva le dio unos dos millones de dólares el año pasado para la campaña por la reelección de Dilma Rousseff, de la que Silva era tesorero.

Los tres acusados recurrieron al STF para pedir que se les permitiera el acceso a la declaración de Pessoa -el pedido fue rechazado- y negaron haber recibido sobornos ilegales. Cada uno de ellos emitió un comunicado en el que reconoce haber recibido donaciones de la empresa UTC pero niega que fueran ilegales, y asegura que estas donaciones fueron registradas en la Justicia electoral.

Según la investigación judicial, la red de corrupción de Petrobras fue conformada por dirigentes de varios partidos que se comprometían a favorecer a las empresas en los contratos públicos de Petrobras a cambio de sobornos. La hipótesis del Ministerio Público es que en algunos casos los sobornos se disfrazaron de legalidad al ser pagados como donaciones de campaña, y que los casos de Mercadante, Silva y Nunes serían de este tipo.

Ayer Rousseff no se refirió a la investigación a dos de sus ministros durante su aparición pública en el desfile por el Día de la Independencia de Brasil. En la jornada se difundió un video con un mensaje en el que la presidenta dijo que las dificultades que vive Brasil son superables y justifica la necesidad de hacer ajustes económicos para “poner la casa en orden”. El feriado también fue aprovechado por manifestantes para movilizarse a favor y en contra del gobierno.