Por diferentes medios, los gobiernos de Colombia y Venezuela expusieron sus argumentos acerca del conflicto fronterizo. Desde el 19 de agosto, Venezuela mantiene cerrada parte de la frontera común para evitar el ingreso de contrabandistas y paramilitares colombianos.

En un comunicado publicado en The New York Times, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela explicó cómo afecta al país el conflicto interno colombiano, informó Telesur. “Las graves amenazas para nuestra seguridad nacional y económica han aumentado en los últimos años”, afirma el texto. Entre esos peligros, menciona “la incursión de la violencia paramilitar, el narcotráfico y la proliferación de prácticas comerciales ilícitas” como el contrabando, o ciertos “esquemas de manipulación de divisas” que contribuyen a la devaluación que sufre el bolívar.

El texto especifica que 80% de los productos que se venden en Cúcuta, una ciudad colombiana cercana a la frontera, ingresaron desde Venezuela gracias al contrabando. Agrega que los gobiernos de Hugo Chávez, primero, y de Nicolás Maduro, después, han trabajado en la búsqueda de una solución a la situación de Colombia, pero que esta vez Venezuela tuvo que tomar medidas para protegerse.

Los desacuerdos entre los dos países abarcan incluso a los posibles mediadores que se han ofrecido para facilitar el diálogo entre ambos. Mientras el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, aceptó una mediación de su par uruguayo, Tabaré Vazquez, el venezolano Nicolás Maduro se mostró dispuesto a que Argentina y Brasil ocupen ese papel. Según dijo ayer Santos en un acto oficial, Maduro no atiende las llamadas de Vázquez. “Hoy hablé con el presidente de Uruguay. Me comentó que el presidente Maduro no le ha pasado al teléfono desde la semana pasada, como tampoco quiso pasarme a mí al principio de este conflicto, cuando abrimos la puerta del diálogo”, dijo.

Acerca de las amenazas que Venezuela encuentra en Colombia, Santos respondió con palabras duras. “La revolución bolivariana se está autodestruyendo por sus resultados, no por cuenta de los colombianos ni del presidente de Colombia”, dijo, según citó la agencia de noticias Efe. “Nunca, bajo ninguna circunstancia, la hemos atacado ni mucho menos hemos participado en un complot para destruirla”, agregó, e insistió en que “a pesar de las profundas diferencias”, su país ha sido respetuoso de los procesos políticos venezolanos. “Los problemas de Venezuela son hechos en Venezuela, no en Colombia”, y el desabastecimiento es un problema del modelo venezolano, aseguró.

“Mi preocupación son mis compatriotas, que son para mí la primera, la segunda y la tercera prioridad. No descansaré hasta que dejen de violar los derechos humanos de nuestros compatriotas”, dijo Santos. Según números que divulgó la Organización de las Naciones Unidas, 1.467 colombianos fueron expulsados de Venezuela desde que se cerró el primer paso fronterizo, y otros 18.619 dejaron ese país de manera voluntaria.

Maduro ha insistido en que su país siempre recibió a los desplazados colombianos y en que respeta sus derechos al momento de deportarlos. Ayer Santos dijo que ese movimiento migratorio cambió: “Hoy son miles los venezolanos que vienen a Colombia en busca de trabajo, a estudiar”. Agregó: “Están huyendo de la escasez y vienen en busca de libertad, del derecho a ser diferentes y del derecho a disentir”.

Por si faltaba otro flanco para sus críticas, Santos dijo que su país “está en mejores condiciones” que el vecino, y que “crecerá este año entre 3% y 3,5%”, mientras que “Venezuela va a decrecer 7%, un crecimiento negativo de 7%, como los cangrejos”.

Ayer la Asamblea Nacional, el parlamento venezolano, aprobó el estado de excepción en tres municipios del departamento de Zulia, que se suman a otros seis en la misma situación en el departamento de Táchira. El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, dijo que esa institución está dispuesta a “aprobar todos los estados de excepción que el presidente decrete, para garantizar la paz y la tranquilidad del país”, informó Telesur. Dijo también que el gobierno de Santos se guía por intereses capitalistas y que no tiene derecho a meterse en la política interna venezolana, “basada en el socialismo”.