La Organización de las Naciones Unidas (ONU) confirmó ayer, mediante imágenes satelitales, que la organización jihadista Estado Islámico (EI) destruyó el templo de Bel, en la localidad siria de Palmira, rica en ruinas arqueológicas. Los islamistas radicales dinamitaron diferentes partes del mayor templo de Palmira.

“La destrucción de Palmira constituye un crimen intolerable contra la civilización, pero no borrará nunca 4.500 años de historia”, dijo la directora general de la agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Irina Bokova.

El de Bel es el segundo templo de Palmira destruido desde agosto por EI, que tomó el control de esa localidad en mayo. El primero fue el de Baal, que tenía 2.000 años de antigüedad, y al que EI calificó de “templo pagano”.

Las ruinas grecorromanas de Palmira son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y se las considera una reliquia única del siglo I antes de Cristo. En su momento, esa ciudad fue uno de los centros culturales más importantes de la antigüedad, ademas de un punto clave en el que se cruzaban caravanas de la Ruta de la Seda.

“Mataron a Palmira”, se lamentó ayer el director de las antigüedades de Siria, Mamun Abdel Karim. En declaraciones a la agencia de noticias Efe, antes de que se confirmara la destrucción, Mohamed Nazir Auad, el director del Departamento sirio de Edificios Antiguos, responsabilizó al mundo de todas las pérdidas en las antigüedades y la ruinas de Siria, y exigió “un plan inmediato para detener y prevenir toda devastación y destrucción de las ruinas” del país.