Tal como se preveía, la victoria en las elecciones catalanas fue de Juntos por el Sí (Junts pel Sí), la coalición que integraban el partido de Mas, Convergència Democràtica de Catalunya, Esquerra Republicana de Catalunya y movimientos por la independencia. Fue la lista que obtuvo más votos, 39,7%, y tendrá la mayor bancada en el Parlamento catalán, 62 diputados. Pero esta alianza no logró la mayoría absoluta en el Legislativo, establecida en los 68 escaños, y estuvo lejos de obtener el respaldo de la mitad de los votantes.

Se da casi por descartado que Mas será reelecto presidente del gobierno -si no en una primera votación, en una segunda-, gracias a la abstención de la otra formación independentista que participó en las elecciones, Candidatura d’Unitat Popular (CUP). Sin embargo, las perspectivas son complejas: a Juntos por el Sí no le basta con los 62 votos en el Parlamento para formar gobierno ni para aprobar la hoja de ruta independentista.

Numéricamente, la solución sería aliarse con la CUP, que obtuvo diez escaños (y 8,2% de los votos), pero las diferencias ideológicas son amplísimas: CUP considera que el Parlamento debería declarar ya mismo, unilateralmente, la independencia catalana, y es, además, un partido anticapitalista y antisistema, prácticamente sin ninguna afinidad con los partidos que conforman Juntos por el Sí. Es probable que una alianza entre la coalición y CUP implique una reforma, o al menos una aceleración, de la hoja de ruta de Juntos por el Sí, que en definitiva es la que recibió el apoyo mayoritario en la votación.

Después de conocerse los resultados, el cabeza de lista de CUP, Antonio Baños, aseguró: “La legalidad española ha de ser desobedecida. A partir de mañana, sólo nosotros nos mandamos”. Reclamó “un plan de choque” para conseguir la independencia y concluyó: “Los catalanes nos hemos hecho dignos de nuestro país, y, una vez más, iniciamos una revolución”.

Obviando estas complicaciones en el camino, Mas se dedicó a celebrar su victoria. “Hemos ganado las elecciones” y, “tenemos un mandato claro” fueron sus frases más contundentes. “Ésta es una victoria que administraremos con un sentido de cohesión y con sentido de concordia con respecto al resto del mundo”, agregó. Mas celebró también la alta participación en estas elecciones: 77% de los catalanes habilitados asistieron a votar, superando el promedio histórico de Cataluña, de 70%. “Todos los que nos decían que no había ganas de votar en Cataluña ya pueden tomar nota”, dijo. “Todos los que negaban el carácter plebiscitario de estas elecciones, ¿qué dirán ahora con más de 76% de participación? Claro que es un plebiscito”, agregó.

Otros ojos

Juntos por el Sí y CUP fueron las únicas fuerzas que consideraron que la jornada de ayer dio una victoria a las listas soberanistas: todos los demás partidos consideraron que el independentismo fue derrotado. Ciutadans (Ciudadanos) sorprendió al convertirse en la segunda fuerza parlamentaria y aumentar su bancada de nueve a 25 diputados. Será esta formación de Albert Rivera, que en Cataluña fue liderada por Inés Arrimadas, la que lidere a los no soberanistas en el Parlamento catalán. Tras conocerse los resultados, Arrimadas dijo en su discurso que Mas “sólo puede hacer una cosa: dimitir e irse a su casa” y que “sólo hay una opción”, la de convocar a unas nuevas elecciones “de verdad”.

El crecimiento de Ciutadans estuvo acompañado por la caída del Partido Popular (PP, que gobierna España) de 19 a 11 diputados. Tanto el candidato catalán del PP, Xavier García Albiol, como Pablo Casado, su vicesecretario de Comunicación (que hizo las veces de portavoz del partido y del gobierno al evaluar las elecciones), consideraron que sus resultados fueron malos, pero insistieron en que también los eran los obtenidos por los independentistas. “Nosotros nos quedamos con que el desafío separatista ha fracasado”, dijo Casado en reiteradas oportunidades en su conferencia de prensa.

También el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC, socio catalán del Partido Socialista Obrero Español) obtuvo resultados pobres: 8,5% de los votos y 16 diputados, cuando en las elecciones anteriores, las de 2012, había obtenido 14,5% de los votos y 20 diputados. Sin embargo, su líder, Miquel Iceta, consideró “todo un éxito” que el PSC haya logrado esa votación en un “escenario de polarización” entre los independentistas y no independentistas, cuando el PSC propone una tercera vía, con una reforma de la Constitución española.

En ese escenario, Unió Democrática de Catalunya, el partido que hasta hace sólo un par de meses gobernaba Cataluña junto a la Convergència Democràtica de Catalunya de Mas, obtuvo 2,5% de los votos y quedó afuera del Parlamento. Su líder, Josep Antoni Durán i Lleida, puso su cargo a disposición ayer.

Tampoco la alianza liderada por Podemos, Catalunya Sí que es Pot (Cataluña sí se puede) logró la votación que esperaba. “Es un resultado altamente decepcionante”, reconoció el líder de Podemos en España, Pablo Iglesias. Por otra parte, se ocupó de señalar que las fuerzas independentistas no habían logrado la victoria que estaban celebrando. “No entiendo las celebraciones de algunos, a la vista de un resultado que deja a Cataluña y a España en una situación muy difícil, en un callejón sin salida. Va a ser muy difícil tomar decisiones en Cataluña y en España”, agregó Iglesias.

Casado claramente no tenía la misma opinión. Consultado sobre qué actitud adoptaría el gobierno español ante estos resultados, el vocero del PP aseguró que las de ayer fueron solamente “unas elecciones autonómicas”, y advirtió: “El gobierno de Rajoy va a seguir siendo muy exigente con el cumplimiento estricto de la legalidad en España”.